Ciudades

El plástico, una de las principales amenazas para los océanos

Al menos 250 mil toneladas de plástico flotan en la superficie del mar en todo el mundo, y las costas  guatemaltecas no escapan a ese problema, señalan ambientalistas.

Ambientalistas efectúan una investigación en aguas del Pacífico guatemalteco, en Puerto San José, Escuintla, donde determinaron que estas son afectadas por la contaminación por plástico. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Ambientalistas efectúan una investigación en aguas del Pacífico guatemalteco, en Puerto San José, Escuintla, donde determinaron que estas son afectadas por la contaminación por plástico. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Recientemente, un equipo de expertos se adentró en aguas de las costas del Pacífico, en Puerto San José, Escuintla, en busca de evidencias sobre la presencia de micropartículas de plástico –menores a los cinco milímetros-, y sus  sospechas fueron confirmadas, pues luego de un análisis  se determinó la presencia de estas en peces que fueron capturados durante la expedición.

De acuerdo con expertos, el problema es más complejo de lo que se cree, pues grandes cantidades de plástico llegan cada año al mar, convirtiéndose en alimento para peces, lo que causa preocupación, pues grandes cantidades de estos terminan en pescaderías del país.

Sergio Izquierdo, director de la organización Rescue The Planet, señaló que ese tipo de contaminación es un problema de alcance mundial, por lo que sugiere a la población disminuir el uso de plásticos desechables.

Añadió que  las costas del Pacífico de Guatemala están siendo afectadas por grandes cantidades de micropástico, como ocurren en la India y EE. UU., por lo que recientemente comenzaron la  investigación –primera en Centroamérica-.

Marcus Eriksen, director de la organización 5 Gyres, quien ha efectuado estudios en mares de diferentes partes del mundo, dijo que se interesaron en Guatemala en busca de generar propuestas que permitan  preservar los recursos naturales.

Explicó que como parte de la investigación se tomaron tres muestras de agua —a 10 y 30 millas náuticas de la costa—, que  fueron analizadas  en un laboratorio de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG).

Añadió que es necesario hacer más investigación para entender la problemática y determinar de dónde vienen los plásticos que llegan al mar. “La contaminación es  grande. Encontramos cantidades  de microplástico mayores a las que  esperábamos”, refirió.

Preocupación

Ninoshca López, estudiante de biología, refirió que es importante tomar en cuenta el daño que el  plástico causa al mediobiente, porque el problema repercute en la salud de las personas. “Es necesario evitar el uso de plásticos, y desde el hogar se puede obtener grandes resultados”, afirmó.

Diego Flores, otro estudiante de  biología, señaló  el tema de contaminación por plástico debe de estar en la agenda nacional, pues  en los alimentos que  a diario consumen los  guatemaltecos hay  partículas de esos materiales.

José Miguel Leiva, analista ambiental independiente, señaló que la contaminación por plástico es un tema que debe interesar a  diversos sectores, pues el consumo de ese tipo de producto se ha quintuplicado en los últimos años, tanto con fines industriales como comerciales.

Agregó que el problema se origina desde la fabricación, porque algunos productos como el vinil y polivinil contienen contaminantes y no son biodegradables.

Explicó que además del plástico, el duroport  representa una amenaza para el ambiente y la población, porque cuando este se degrada es “altamente” tóxico, ya que produce gases de efecto invernadero. La descomposición del duroport dura entre cien y 150 años, señaló.

Agregó que en Guatemala no hay cultura de manejo de desechos sólidos y que en la mayoría de municipios se utilizan los ríos, como Las Vacas y Suchiate, como basureros.

Hojas de plátano

En el mercado dominical de San Pedro La Laguna, Sololá, los clientes que abarrotan esa comunidad indígena del occidente del país ya no portan bolsas de plástico. Allí, la vanguardia está en la tradición: los productos se entregan en hojas de árbol de plátano.

Las bolsas de plástico parecen inofensivas y se usan todos los días. Son de colores, transparentes o con grandes logotipos de publicidad. Pero a pesar de sus múltiples formas y variedades tardan en degradarse un promedio de 150 y 200 años, por lo que constituyen una amenaza para la salud del planeta.

Por La Redacción


Consciente de esta situación, el alcalde de San Pedro La Laguna, Mauricio Méndez, ha declarado la guerra a ese refinado del petróleo prohibiendo la distribución de las bolsas de plástico, productos de duropor y pajillas, un hecho que equipara a ese pequeño enclave, ubicado a las orillas del Lago Atlitlán, a los países más avanzados de Europa, que recientemente también han adoptado medidas frente a la creciente amenaza de los plásticos.

En San Pedro La Laguna, la población, en su mayoría de la etnia tz’utujil, vive del comercio y del turismo, pero la contaminación de las aguas del Lago ha sido una de las mayores preocupaciones durante años, por lo que esta medida, la tercera en el país, ha sido vista con buenos ojos.

Fernando, un carnicero tz’utujil que trabaja en el mercado, piensa que deshacerse del plástico es la mejor opción: “Las hojas de plátano sirven igual que las bolsas y no contaminan nuestro lago. Los clientes ya las piden. Así todos vamos a ser más felices”.

También María, una tímida vendedora que comercia con mariscos, ha adoptado la disposición con gusto y aunque reconoce que “algunos todavía están usando bolsas”, expresa su deseo de que dejen de hacerlo y se cambien a las hojas de plátano: “Son mejores para el ambiente”.

Las multas para quienes no acaten la disposición ambiental van desde los Q300 hasta los Q15 mil, aunque esas cantidades se pueden duplicar con la reincidencia.

César Pérez Marroquín


Sin embargo, la Municipalidad ha insistido en que la intención no es aumentar la recaudación, sino “minimizar los graves perjuicios que el exceso de este tipo de productos están generando en el ambiente y en el Lago de Atitlán”, porque el plástico, dice el acuerdo —que prohíbe su uso—, “tiene un tiempo de degradación de entre cien y mil años”.

Con este esfuerzo, los hábitos de los residentes han empezado a cambiar. “Traigo mi propio contenedor, no necesito esto que ensucia el pueblo”, explicó una compradora local luego de rechazar una bolsa de plástico para su compra de dos libras de pollo.

El acuerdo municipal 111-2016, que fue publicado en el Diario de Centro América el 7 de octubre último y que entró en vigencia ocho días después, resalta que el objetivo es minimizar los graves perjuicios que el exceso de los referidos productos causa en el ambiente y el Lago de Atitlán.

Explica que toda persona individual o jurídica que haga uso de esos productos de único uso inútiles y no reusables será sancionada con una multa. Además, advierte que las empresas que comercialicen y distribuyan bolsas plásticas, duropor y pajillas también serán sancionadas.

La municipalidad de Acatenango, Chimaltenango, recientemente también se sumó a esa iniciativa.

Producción

Kalil de León, director ejecutivo de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), comentó que de acuerdo con estudios, los plásticos constituyen menos del 10 por ciento de los residuos y desechos sólidos contaminantes en Guatemala.
Añadió que todos los plásticos son reciclables y que Guatemala es un modelo en Centroamérica ese sentido, gracias a la tecnificación de sus plantas de producción.

De acuerdo con datos del Banco de Guatemala, en el 2016, el país exportó unas 170 mil toneladas métricas de plástico, lo que generó un ingreso de más de US$310 millones (unos Q2 mil 272 millones).

ESCRITO POR:

César Pérez Marroquín

Periodista de Prensa Libre especializado en temas políticos y de medioambiente con 25 años de experiencia.