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La patinadora, doble medallista en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 —bronce y plata—, no se conforma.
Su padre, Efraín (q.e.p.d.) dejó un pequeño gimnasio en la casa, que se ha convertido en la herramienta más poderosa de Soberanis ante la adversidad que representa para una atleta de alto rendimiento —tras la llegada del covid-19— estar confinada como la mayoría.
“Es un poco difícil, porque venía de hielo y quería seguir patinando. Desde que vine el 11 de marzo, no pude ir a la pista, pero luego se complicó más y ahora me toca solo hacer trabajos en casa”, lamenta la guatemalteca.
“Tengo la ventaja de que en mi casa mi padre antes tenía algunas máquinas para hacer ejercicio y, entonces, instalamos un minigimnasio para los ejercicios de office skate que normalmente hacemos, y con eso tratamos de no perder mucho”, agrega.
La guatemalteca mantiene intacta su fe y no baja la guardia. Cerca de su hogar tiene una cancha que no es frecuentada por los vecinos, por lo que llega ahí para patinar un poco, siempre con mucha precaución.
“Es una canchita a la que casi no llega nadie, y ahora me ayuda para poder patinar”, agrega Soberanis.
La guatemalteca tendrá que esperar, ya que toda su agenda de competencias de patinaje sobre rueda y hielo ha cambiado debido a la crisis del covid 19 en el mundo, pero se mantiene optimista.