“No me voy por responsabilidad. En 2015 adquirí un compromiso con los socios. También hay un plan estratégico en marcha. Sería una irresponsabilidad que la junta se fuese ahora, porque no hay nadie que conozca mejor al Barsa que los que estamos aquí”, insistió.
Y otra de las grandes preocupaciones es el Espai Barsa, de remodelación del entorno del Camp Nou. “Vamos con retraso. No es que sea el legado de una junta o de un presidente, es un proyecto del club. Quiero que el proyecto se inicie cuanto antes: en abril estaba previsto un referéndum. Si el voto hubiese sido favorable, ahora el campo estaría lleno de grúas porque se empezaba en mayo a trabajar. No pudo ser. Este verano lo hemos perdido. La intención, pero también la necesidad, es que las grúas empiecen a trabajar el próximo verano”, indicó.
En ese referéndum, se le preguntará a los socios sobre si aprueban la financiación (800 millones de euros) con Goldman Sachs, que presta el dinero “sin garantías ni hipotecas”.
“El dinero se devolverá con una parte de los ingresos extra que obtengamos a partir de que el estadio esté remodelado. Es un préstamo inusual. De esos ingresos extra, una tercera parte será para devolver el préstamo y el resto, para invertir en lo que se considere necesario”, dijo el presidente del Barsa.