El anuncio coincidió con un registro en las oficinas de la CONCACAF (Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Futbol) en Miami (Florida), como parte del caso, y después de que las autoridades suizas detuvieran a siete directivos del mundo del futbol en un hotel de Zúrich, poco antes del Congreso anual de la FIFA.
Entre los detenidos están Figueredo, Marín, Li, Esquivel y Rocha junto al trinitario Jeffrey Webb, vicepresidente de la FIFA y actual presidente de la CONCACAF y su adjunto Costa Takkas de Islas Caimán, según un comunicado del departamento de Justicia estadounidense.
Entre los implicados están además el paraguayo Nicolás Leoz, que presidió la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) hasta 2013.
Los cargos también implican a Alejandro Burzaco de la empresa Torneos y Competencias y Aaron Davidson, presidente de la empresa Traffic Sports USA, así como Hugo y Mariano Jinkis, directivos de Full Play Group.
Marín, de origen español y que preside la Confederación Brasileña de Futbol, participaba también de la organización de los juegos olímpicos de Río 2016.
Las acusaciones contra los imputados se relacionan con casos de corrupción en el curso de las dos últimas décadas y que tendrían que ver con las atribucions de sedes para los Mundiales, los derechos de mercadeo y televisión por los cuales incurrieron en delitos como fraude, estafa y lavado de dinero.
Los cargos
El Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló algunos documentos en los que señala que varios ejecutivos del fútbol recibieron US$40 mil en efectivo en sobornos, metidos en sobres en un hotel de lujo del Caribe días antes de las elecciones presidenciales de la FIFA del 2011.
Los pagos fueron supuestamente arreglados por un funcionario de alto rango de la FIFA y la Confederación Asiática de Fútbol (AFC), que fue candidato en las elecciones, pero que no fue nombrado en la acusación de los fiscales estadounidenses.
Mohamed Bin Hammam, entonces jefe de la Confederación Asiática de Fútbol, fue suspendido por la FIFA en mayo de 2011 cuando surgieron las primeras evidencias de que los sobornos habían sido pagados para apoyar su candidatura.
El exvicepresidente de la FIFA, Jack Warner, también dimitió en 2011 tras el escándalo surgido. En ese momento, la FIFA dijo que había dejado de lado las investigaciones y que “la presunción de inocencia era mantenida” .
Warner, de 72 años, de Trinidad y Tobago, es señalado en la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos. El funcionario ha mantenido su inocencia en todo momento.
De acuerdo con los documentos de la corte, US$363 mil 537 fueron transferidos de una cuenta controlada por el funcionario de la AFC a una cuenta de Warner en Trinidad y Tobago, a través de Nueva York, a finales de abril.
El funcionario de la AFC posteriormente se reunió con miembros de la Unión Caribeña de Fútbol (CFU, por sus siglas en inglés) en el hotel Hyatt Regency en Trinidad y Tobago, el 10 de mayo de 2011, apenas semanas antes de la elección programada.
El ejecutivo de la Confederación Asiática de Fútbol habló a los delegados de la CFU sobre su candidatura, y Warner les dijo “que podían recoger un regalo en la tarde, en una sala de conferencias en el hotel”, afirmó la acusación.
Presuntamente, fueron instruidos a entrar en la habitación de uno en uno, donde recibieron un sobre con US$40 mil estadounidenses por el personal de la CFU.
Al día siguiente, Warner supuestamente dijo que el dinero procedía del ejecutivo de la AFC, pero expresó su ira porque uno de los delegados había informado de los pagos a la oficina de la Concacaf en Nueva York.
“Hay algunas personas aquí que piensan que son más piadosos que tú. Si eres piadoso, abre una iglesia, amigos. Nuestro negocio es nuestro negocio” , cita textualmente la acusación de la fiscalía estadounidense.
La acusación señala que el propósito de los pagos de 40.000 dólares era influir en la votación para las elecciones presidenciales de la FIFA el 1 de junio 2011.
En julio, después de que el plan fue descubierto y Warner destituido, el otro conspirador transfirió 1,2 millones de dólares de una cuenta en Catar para otra a nombre de Warner, según la investigación.