
Mientras que el PSG celebró su semifinal inundando las redes sociales con su alegría, el club bávaro se marchó directamente a su campamento base, lejos de la multitud, tras su clasificación.
Entre el PSG, nueva potencia del futbol que vive una experiencia inédita en sus 50 años de historia, y el Bayern, el aristócrata concentrado hasta que consigue lo que quiere, hay una guerra de mundos que dio a luz la ‘Final 8’.