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Escandaloso Boca-River (0-0) suspendido por agresión de hinchas

Un vergonzoso y abrupto final tuvo la noche del jueves el legendario superclásico argentino Boca-River Plate (0-0), por los octavos de final de la Copa Libertadores-2015, suspendido en el entretiempo por una agresión de hinchas con gases y líquidos irritantes contra jugadores riverplatenses.

El entrenador Adolfo Arruabarrena (d) de Boca Juniors habla con los árbitros luego de que lanzaran gas pimienta desde la tribuna (Foto Prensa Libre: EFE/David Fernández)

El entrenador Adolfo Arruabarrena (d) de Boca Juniors habla con los árbitros luego de que lanzaran gas pimienta desde la tribuna (Foto Prensa Libre: EFE/David Fernández)

“¡No puedo ver, no puedo ver, estoy quemado, esto no es una guerra!”, lamentaba ante la televisión el defensa Ramiro Funes Mori, en medio de forcejeos e insultos. El desenlace del choque quedará en manos de las autoridades de la Conmebol. River había ganado el juego de ida 1-0.

El ganador de la llave deberá medirse con Cruzeiro de Brasil que eliminó a Sao Paulo. La decisión de las autoridades demoró más de una hora, con varios futbolistas lesionados en el rostro y en el cuerpo con gas pimienta u otro elemento corrosivo aún no identificado.

La Confederación Sudamericana de Fútbol deberá decidir si se juegan los 45 minutos que faltan o si da por perdido el partido a Boca a causa de la mala conducta de sus fanáticos.

El partido de vuelta se disputaba en el estadio La Bombonera con 60.000 espectadores enardecidos alentando a los boquenses. Los jugadores ‘millonarios’ fueron atacados en el momento en que salían a jugar el segundo tiempo, por la manga que conduce al campo.

Después de la suspensión, los futbolistas de River tuvieron que esperar hasta después de la medianoche para poder salir del campo de juego, en medio de una lluvia de proyectiles (botellas y piedras) desde las tribunas, mientras la mayoría de espectadores se desconcentraba desilusionada e impotente.

Nervios y pierna fuerte

A los jugadores les pesó el alto voltaje que rodeó al encuentro en los últimos días. Se tomaron más que en serio aquel axioma del diario inglés The Observer que lo considera uno de los 50 espectáculos deportivos que hay que ver antes de morir. A matar o morir salieron. Con pierna fuerte y fricciones a granel.

La multitud producía un rugido estremecedor desde las colmadas tribunas para estimular a los ‘xeneizes’. En el césped volaban los golpes, algunos de ellos arteros. Un solo remate al arco dejó el 0-0 de la primera etapa. Lo lanzó a las manos del arquero Marcelo Barovero el exInter de Italia Daniel Osvaldo.

Se ganaron con creces la tarjeta amarilla los boquenses Osvaldo, Pablo Pérez, Cristian Pavón y el volante de la selección y ex Real Madrid Fernando Gago. Emanuel Mammana fue el amonestado en River por una dura infracción.

Quien pasaba un examen nada envidiable era el árbitro Darío Herrera. Sorpresivamente se designó para tamaño choque a este joven colegiado de 30 años que nunca había dirigido por Copa Libertadores. Pero no perdía el control ni se dejaba intimidar por jugadores que se jugaban la vida en cada acción.

De fútbol, poco y nada

¿El fútbol? Bien, gracias. Ni una jugada de talento, ni una gambeta asombrosa, ni un remate al arco con pimienta. Sólo tensión, vértigo y la pelota yendo y viniendo maltratada.

El arquero Agustín Orión casi no intervino. River planteó un moderado esquema contragolpeador y apenas Gonzalo ‘Pity’ Martínez en sociedad con Sebastián Drussi trataron en vano de armar alguna maniobra de ataque con cierto sentido.

En el otro bando Marcelo Meli aceleraba detrás del balón para recuperarlo a velocidad de ‘correcaminos’. Pérez le pegaba a cualquier criatura con una camiseta blanca con banda roja que le pasara cerca. Los delanteros Cristian Pavón y Federico Carrizo.

El bochorno

En el momento en que los jugadores de River atravesaban la manga fueron atacados. Se generó un escándalo de gritos, forcejeos e insultos. Jugadores como Leonardo Ponzio lucían el rostro inflamado como si le hubieran arrojado agua hirviendo, con pérdida de visión. Martínez y Leonel Vangioni, desesperados, se arrojaban agua en la cara para aliviarse.

“Tengo el cuerpo quemado, los ojos brotados“, agregó Funes Mori. El presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, entró al campo para que su equipo se retirara por falta de garantías. El DT de Boca, Rodolfo Arruabarrena, montó en cólera y quería increpar al dirigente. Para colmo, hinchas ‘xeneizes’ se adueñaron de un extremo de la manga y la destrozaban. Un espectáculo vergonzoso.

El estadio no dejaba de ser una caldera, una brasa ardiente de cánticos, tanto de aliento a Boca como de insultos a River. Los hinchas lanzaron al aire un dron que llevaba un cartel con una ‘B’, en son de burla al descenso de River en 2011.

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