El equipo rojiblanco demostró en solo dos minutos lo mucho que se jugaba. Una falta que cabeceó Savic y atrapó Javi Varas fue su primer aviso, pero en la segunda llegada clara, ya no perdonó.
El primer gol se originó en una pérdida de Halilovic en el centro del campo. Saúl íguez entró por la izquierda y puso un centro raso al área donde Kevin Gameiro se anticipó a Bigas y la colocó en la escuadra izquierda del portero sevillano.
Pese al contundente marcador final, Simeone ha dicho que “no ha sido fácil” , porque el rival “venía haciéndolo muy bien en los últimos partidos” en su campo, pero buscaron dónde podían hacerle daño, como en su defensa en línea.
La puesta en escena de los de Simeone no pudo ser mejor. Le dio de su propia medicina a Las Palmas, quitándole el balón y mandando en el partido.
Ni siquiera la inédita línea defensiva del Atlético, cogida con alfileres por las bajas, pasó por apuros. Ordenada y contundente, controló en todo momento los inocentes intentos de los amarillos.
Había advertido Quique Setién, entrenador local, de las jugadas a balón parado del rival, y así llegó el segundo gol: córner que saca Koke desde la derecha y Saúl íguez remata sin apenas oposición de Bigas para colocar la pelota también en la escuadra.
Ese tanto terminó de sacar del partido -si no lo había hecho ya el primero- a Las Palmas, sus jugadores aún le daban vueltas a la jugada anterior cuando Gaitán reclamaba, totalmente solo, el balón en el centro del campo.
Cuando el argentino lo recibió, lo envió hacia Gameiro y el francés ganó el duelo en carrera a Dani Castellano y coló el balón por el primer palo, donde menos lo esperan los porteros. Doblete para el francés en su regreso al once titular.
Ni con los tres goles encajados, Las Palmas demostró orgullo o ganas de querer repetir una gesta como el día del Celta, cuando igualó en la segunda parte ese mismo marcador adverso. Los de Setién deambulaban por el campo, sin presionar al rival, como esperando un error del rival para salir al contraataque.
El único intento isleño entre palos fue un disparo raso y centrado de Dani Castellano, fácil para Oblak.
La primera parte finalizó con un gesto deportivo de Griezmann, al pararse en su carrera cuando se iba solo hacia el área, y echar el balón fuera al ver a Macedo lesionado. La amplia diferencia, claro está, lo permitía.
Con toda la segunda parte por delante, el Atlético parecía tener un solo enemigo: el propio Atlético. Solo una relajación de sus futbolistas podría meter a los canarios en el partido, pero no lo permitió Simeone, sabedor como nadie de esos peligros.
La segunda parte empezó casi igual que la primera, con un remate franco de Gameiro a centro de Griezmann, pero el poste, con Varas desplazado, evitó el hat-trick del jugador francés, quien poco después dejó su sitio a Fernando Torres.
Y si Las Palmas tenía alguna opción de al menos mejorar su deprimida imagen, Prince Boateng acabó con ellas al ser expulsado tras recibir la segunda tarjeta amarilla por golpear en un salto a José María Giménez, que terminó siendo sustituido con molestias.
Con el partido liquidado, el técnico rojiblanco comenzó a pensar en el próximo duelo madrileño en la Liga de Campeones. Los otros dos jugadores incorporados, Thomas Partey y ngel Correa, fabricaron el cuarto gol, anotado por el ghanés de disparo cruzado tras una cómoda pared con el punta argentino dentro del área.
El Atlético aumentó su ya holgada renta en el tiempo de prolongación con el quinto gol, un remate plácido de Fernando Torres a centro de Filipe Luis desde la izquierda, ante un rival cuyos jugadores parecen haber adelantado las vacaciones desde hace algunas jornadas, al quedarse sin ningún objetivo colectivo.