El dato es impactante. Los dependientes facturaron 900 camisetas en solo una hora. Una cifra que si no es récord seguramente poco le falte. La recaudación también sería histórica. A 101 euros por 900, son 90.900 euros. Quince prendas por minuto.
Todas ellas iban con la serigrafía de James y el 10 a la espalda. En ese periodo de tiempo, cinco cajas funcionaban a pleno rendimiento, con una media de 80 personas haciendo cola simultáneamente. Se tuvieron que reponer las perchas de James hasta en cuatro ocasiones. Apenas se vio una decena de equipaciones rosas. El blanco arrasó.
Una vez que se agotaron, los compradores que iban llegando más rezagados tuvieron que acudir a las máquinas de serigrafía para poder llevarse el 10 estampado en su camiseta. El ritmo de ventas iba cayendo tras el arreón inicial, pero visto el boom de ayer, se puede afirmar sin temor a la equivocación que la de James será de las camisetas más vendidas.