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Tito Vilanova fue un emblema del mejor Barsa de la historia

Francesc Tito Vilanova perdió este viernes el más difícil de sus partidos pero su deceso a los 45 años lo convierte definitivamente en un referente humano del FC Barcelona, pese a su corta estancia como entrenador de la entidad.

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“Tito Vilanova un referente humano y futbolístico eterno para el FC Barcelona”, lo describió al poco rato de conocerse su fallecimiento el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu.

Pese a ser el segundo entrenador del mejor Barsa de la historia y el técnico que consiguió batir el récord histórico de puntos del club en la Liga, el recuerdo de Vilanova en el equipo catalán siempre estará asociado a su lucha contra el cáncer en la glándula parótida que le diagnosticaron a finales de 2011.

Esta enfermedad lo obligó a dejar durante unos meses su puesto de mano derecha de Pep Guardiola, de quien fue su sombra inseparable.

En marzo de 2012 volvió a su lado y pocos meses después fue anunciado como su sucesor en la temporada 2012-2013, después de que el actual técnico del Bayern de Múnich anunciara su marcha tras cuatro exitosos cursos en los que ganaron 14 títulos.

“Cuando te ofrecen el Bara y eres culé (aficionado barcelonista) no puedes decir que no”, dijo Vilanova en su rueda de prensa de presentación.

Nacido en la pequeña localidad de Bellcaire dEmporda el 17 de septiembre de 1968, Vilanova se formó como centrocampista en la cantera del Barcelona, aunque nunca llegó al primer equipo.

En el centro de formación azulgrana conoció a Guardiola, con quien volvería al club de su vida tras haber jugado y entrenado numerosos equipos de categorías inferiores.


Discreto y humilde según los que lo conocen,
Vilanova apostó rápidamente por una línea continuista con el estilo que había marcado su predecesor.

Aun así, sus primeros meses al frente de la entidad fueron avasalladores: al final de la primera vuelta, el equipo había sumado 55 de los 57 puntos posibles en Liga, batiendo la marca histórica de la competición.

Pero no todo fueron buenas noticias: en diciembre de 2012 el técnico tuvo que ser operado de nuevo en la glándula afectada y se desplazó dos meses a Nueva York para recibir tratamiento antes de volver al banquillo azulgrana para afrontar el tramo decisivo de la temporada.

Sin entrenador durante varios meses, el equipo pareció acomodarse y bajar un pistón su rendimiento que quedó en evidencia en las semifinales de la Liga de Campeones, donde el Bayern de Múnich les endosó un contundente 7-0 global en la eliminatoria.


Con un amplio colchón de puntos tras terminar la primera vuelta,
el Barsa consiguió ganar la Liga y batir su máxima puntuación histórica en la competición.

En la celebración, el capitán Carles Puyol cedió a Vilanova y al defensa francés Eric Abidal, que había superado un cáncer de hígado, el honor de levantar la copa.

Aunque siempre se mostró dispuesto a seguir por una segunda temporada, una nueva recaída del cáncer lo forzó a dejar el puesto para afrontar su partido más importante.

“Sé que este partido no lo juego solo, que formo parte de un Club solidario que me ayudará a salir adelante en este largo proceso” , dijo entonces en una emotiva carta abierta de despedida.

Nueve meses después, Vilanova perdió su batalla más decisiva, dejando a una mujer, dos hijos y un profundo dolor en el Barcelona.

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