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Peak Pegasus, el gigantesco buque de carga estadounidense que lleva un mes a la deriva frente a la costa de China

Salió desde Estados Unidos rumbo a China con 70,000 toneladas de soja valoradas en US$20 millones.

El carguero transporta 70.000 toneladas de soja. FOTO: ERNST-GERT SCHMIDT, MARINE TRAFFIC

El carguero transporta 70.000 toneladas de soja. FOTO: ERNST-GERT SCHMIDT, MARINE TRAFFIC

Su objetivo era llegar a puerto justo antes de que entraran en vigor los aranceles impuestos por Estados Unidos a Pekín.

Pero arrivó unas horas después de que se cumpliera el plazo y quedó a la deriva frente a las costas del puerto de Dalian.

Atrapado en la guerra comercial iniciada por Donald Trump, el Peak Pegasus da vueltas sin rumbo fijo en el Mar Amarillo mientras se define su destino.

Se calcula que cada día extra en el mar le cuesta a la empresa propietaria del carguero -JP Morgan Asset Management- US$12.500, mientras los dueños de la carga, la compañía Louis Dreyfus, analiza sus opciones comerciales, según información publicada por el periódico británico The Guardian.

La embarcación, que pesa 43.000 toneladas y mide 229 metros, es una de las primeras víctimas de un conflicto que comenzó cuando cuando la Casa Blanca decidió aplicar gravámenes por US$34.000 millones de dólares a productos importados desde China.

En respuesta, el gobierno de Xi Jinping, aplicó aranceles a productos estadounidenses por el mismo valor, entre los cuales estaba la soja.

Por eso el barco se apresuró a salir con la esperanza de descargar la mercancía antes de que las barreras comerciales fueran implementadas.

¿Compradores alternativos?

La firma Louis Dreyfus estaría buscando otros compradores para la carga, siendo esta una de las posibles explicaciones sobre la permanencia del buque en la misma ubicación.

Si hubiese descargado en China, habría tenido que pagar un arancel de 25%, aumentando significativamente el costo de la operación comercial.

Pero por otro lado, el desvío del producto también implica gigantescos costos adicionales.

Desde que comenzó la guerra comercial, el precio de la soja estadounidense se ha desplomado, dado que las empresas en China, el mayor importador mundial del grano, están buscando proveedores alternativos en otros países.

Sin embargo, no es tan fácil para Pekín comprar rápidamente el producto a países como Brasil, porque en esta época del año la producción brasileña no es tan alta.

Otra alternativa, dicen expertos en el mercado de commodities, es que China decida subsidiar a los compradores locales del producto -al menos en esta ocasión-, como una forma de ayudar a que ese cargamento llegue a destino y el país pueda satisfacer la demanda.

Una demanda que no es menor, considerando que los porotos de soja son fundamentales en la producción de aceite para cocinar, biodiesel y productos alimentarios para el ganado.

Hasta ahora la guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo no ha dado señales de bajar de tono.

Por el contrario, ambos países han amenazado con imponer nuevos gravámenes a partir del próximo 23 de agosto.

Pero China no es el único “enemigo comercial” de Washington. A principios de este año, Estados Unidos también comenzó a aplicar tarifas a las importaciones de aluminio y acero desde la Unión Europea, México y Canadá, desatando una serie de reacciones contra el proteccionismo a nivel internacional.

En respuesta, estos países aplicaron medidas similares a los productos estadounidenses.

Las víctimas de la guerra

Uno de los sectores más afectados ha sido la industria automotriz, luego que las tres principales marcas automovilísticas estadounidenses alertaran de que el cambio en las políticas de comercio está afectando su producción.

Ford y General Motors redujeron sus predicciones de ganancias para 2018 y señalaron que la causa es el aumento del precio del acero y el aluminio, mientras que Fiat Chrysler también redujo sus perspectivas de ingresos después de que la venta de sus vehículos cayera en China.

Algunas compañías de la industria de la alimentación y las bebidas también están bajando sus expectativas y aumentando sus precios para competir en este nuevo escenario.

Por ejemplo, Tyson Foods, la segunda procesadora de carnes del mundo, anunció que redujo sus pronósticos de ganancias debido a que las tarifas impuestas sobre la exportación de carne de res y de cerdo han hecho que se reduzca el precio de la carne estadounidense.

Y el productor de bebidas alcohólicas Brown-Forman señaló que incrementará el precio del Jack Daniel’s y otros whiskys en algunos países europeos, mientras que Coca-Cola también subirá los precios para compensar el aumento en los costos del transporte de carga y el metal.

A nivel global, el Fondo Monetario Internacional proyectó que la escalada de tarifas de la guerra comercial podría reducir en un 0,5% el crecimiento económico mundial para el año 2020.

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