Economía

Cobradores financieros amenazan de muerte a sus deudores

"Si no mueres sola, vamos a ayudarte". Es el mensaje amenazante que recibió Natalia, una jubilada acosada por cobradores de préstamos porque su exigua pensión le impide hacer frente a sus deudas.

Los cobradores de créditos contraídos con los bancos no dudan en usar el acoso, las amenazas y la violencia para recuperar las deudas, en un contexto de crisis económica en Rusia donde el endeudamiento de la población alcanza proporciones dramáticas. Ahora las autoridades quieren legislar para frenar los abusos.

Para Natalia, de 69 años, los problemas comenzaron hace 9 meses cuando tuvo que ser hospitalizada. Perdió su empleo de portera que le permitía completar su jubilación con unos €150 al mes (US$162). Además recibe unos €70 de pensión de invalidez de su hijo.

Con el objetivo de ayudar a su propia familia, Evgueni Piatkovski, un treinteañero de Siberia, creó Antikollektor, una aplicación para teléfonos que permite a los usuarios alimentar una base de datos con los números de los cobradores para bloquear sus llamadas. Ahora ya tiene 300 mil usuarios.


Desde entonces sus ingresos le impiden estar al día de los pagos de su tarjeta de crédito, con intereses exorbitantes, y las llamadas se multiplican “día y noche”, cuenta Natalia, que prefiere no dar su apellido por miedo a las represalias.

El tono de las llamadas cada vez es más amenazador. “Vamos a ir a tu casa a ver si tienes dientes de oro”, “vamos a confiscar tus pertenencias”, “te vamos a llevar al cementerio” son algunos de los mensajes.

Natalia cuenta que el miedo la llevó a dejar de salir de casa. “Les suplicaba pero lo único que hacían era gritar e insultarme”, explica. Finalmente acudió a una asociación de juristas para intentar recortar sus deudas a un nivel razonable.

Palizas e insultos

El caso de Natalia no es aislado ni tampoco es el más más extremo: hay personas que han denunciado palizas, insultos en el rellano de su casa y amenazas de llevarse a sus hijos.

“Desde hace un año registramos una ola de reclamaciones”, explica Irina Malinina, una jurista que encabeza un movimiento que ayuda a los endeudados. “Los impagos y los retrasos han aumentado, con lo que las visitas y las llamadas de los cobradores de deudas se han intensificado”, señala.

La recesión en Rusia, causada por el desplome de los precios del petróleo y las sanciones occidentales impuestas tras al crisis en Ucrania, provocó una caída del poder adquisitivo que tomó por sorpresa a muchos rusos, que habían acumulado muchos créditos en la época de vacas gordas.

Según un estudio de la Oficina Nacional de Antecedentes Crediticios, en enero de este año los retrasos en los pagos de los créditos al consumo alcanzaban el 17.8%, frente a 10.3% en 2015.

La situación se ha visto agravada después de que muchos bancos vendieran esta deuda a agencias de cobro.

Con el objetivo de ayudar a su propia familia, Evgueni Piatkovski, un treinteañero de Siberia, creó Antikollektor, una aplicación para teléfonos que permite a los usuarios alimentar una base de datos con los números de los cobradores para bloquear sus llamadas. Ahora ya tiene 300 mil usuarios.

  • Fiscalía

Las autoridades, acusadas durante mucho tiempo de indiferencia, han comenzado a actuar para atajar el problema, después de que varios casos emblemáticos conmocionaran a la opinión pública.

La fiscalía prometió clausurar una empresa en Ulianovsk, en la cuenca del Volga, acusada de prender fuego a un edificio, un siniestro en el que resultó herido un niño de dos años.

A mediados de febrero, los presidentes de las dos cámaras del parlamento impulsaron personalmente un proyecto para regular la actividad de los cobradores de préstamos, limitando el número de llamadas, los horarios y penalizando el acoso. 

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