Esos préstamos a tipo variable, concedidos de forma imprudente a personas de escasa solvencia, se acabaron volviendo contra los prestatarios cuando empezaron a subir. A raíz de eso, millones de hogares no pudieron pagar las mensualidades en alza y arrastraron consigo a sus acreedores, mientras que el valor de sus viviendas se desplomaba.
Algunos analistas hablaron entonces de un “riesgo” para los mercados financieros, pero la mayoría de ellos se mostraba optimista y consideraba que el sector de las hipotecas “subprime” tenía “un impacto mínimo” en la economía estadounidense.
Verano de 2007: bancos y mercados afectados
En junio, el banco de inversiones Bear Stearns anunció la quiebra de dos fondos especulativos que habían invertido mucho en los productos financieros creados a partir de las hipotecas “subprime”, que se hundieron. Fue el primer gran establecimiento bancario que sufrió las consecuencias de la crisis.
En agosto cayeron las bolsas mundiales, mientras otros bancos como el francés BNP Paribas revelaban sus inversiones en créditos de riesgo.
Como el mercado interbancario quedó afectado por la crisis, ya que los establecimientos dudaban a la hora de prestarse dinero entre ellos, varios bancos centrales inyectaron miles de millones en liquidez.
Finales de 2007: Lehman Brothers optimista
Mientras los grandes bancos mundiales (UBS, Citigroup) seguían sufriendo las consecuencias de la crisis y depreciaban sus activos en miles de millones de dólares, Lehman Brothers publicó en diciembre de 2007 unos resultados anuales de récord, con un beneficio neto de 4.200 millones de dólares.
El banco de inversiones neoyorquino, que no anunció ninguna depreciación ni ninguna provisión para afrontar las consecuencias de las “subprime”, se jactó de poder “funcionar más allá de los ciclos del mercado” gracias a su diversificación.
Lehman Brothers despidió sin embargo a más de 3.000 empleados de su rama de actividades hipotecarias entre agosto de 2007 y enero de 2008.
Principios de 2008: pánico en el sector bancario –
El 22 de enero de 2008, ante la caída de las bolsas mundiales, el banco central estadounidense bajó en tres cuartos de punto su tasa directora hasta el 3,50%, una medida extraordinaria, seguida de una nueva bajada de medio punto una semana después.
En febrero, el gobierno británico nacionalizó el banco Northern Rock, quinto banco de Reino Unido, que estaba en situación crítica.
El 16 de marzo, JP Morgan Chase compró Bear Stearns por una cantidad irrisoria (15 veces menos que su capitalización bursátil) para evitar quiebras en cascada. El mercado empezó a considerar que Lehman, que despidió a otros 1.400 empleados a primeros de mes, podría ser el próximo banco en “caer”.
Verano de 2008: la quiebra de Lehman Brothers
El 2 de junio, la agencia de calificación crediticia Standard and Poor's rebajó un peldaño la nota del grupo hasta “A”.
Una semana después, Lehman Brothers publicó por adelantado una pérdida trimestral de 2.800 millones de dólares, la primera desde que el banco entró en bolsa en 1994. La acción se hundió y los números dos y tres del grupo fueron despedidos.
El banco intentó desesperadamente conseguir liquidez, encontrando por ejemplo a un socio dispuesto a comprar una parte de sus actividades.
El 10 de septiembre, el banco surcoreano KDB, que se planteaba entrar en el capital de Lehman Brothers, anunció el final de las conversaciones. El grupo estadounidense publicó el mismo día unos resultados catastróficos.
Pese a que el Tesoro estadounidense intentó organizar su compra por otro grupo, Lehman Brothers se declaró en quiebra el 15 de septiembre.
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