Economía

Políticas de fomento de la innovación

En el 2000, los miembros de las Naciones Unidas (ONU) acordaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), un conjunto de metas destinadas a resolver problemas de la vida cotidiana considerados como graves o radicales. 

En el 2015, durante la Cumbre sobre el Desarrollo Sostenible, los miembros de esta organización consideraron importante actualizar los ODM. Con este fin, aprobaron los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), basados en el éxito de las metas previas y destinados a profundizar la lucha mundial contra la pobreza.

Los ODM comprendían ocho propósitos de desarrollo humano que debían ser cumplidos en un plazo de quince años. El año pasado, los miembros de la ONU evaluaron el éxito alcanzado en su implementación y reconocieron la importancia de generar una nueva agenda de desarrollo sostenible. De esta cuenta se fijaron los ODS, vigentes desde enero del 2016.

En su conjunto, representan una importante ampliación respecto de los anteriores e incluyen la lucha contra la pobreza extrema, el combate a la desigualdad y la injusticia y soluciones al cambio climático.

El noveno objetivo de los ODS se refiere a la construcción de infraestructuras resilientes, la promoción de la industrialización inclusiva y sostenible y el fomento de la innovación. En él se resalta la necesidad de coordinar el desarrollo industrial y el fomento de la innovación, cuestiones analizadas desde hace varios años, por la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

En el 2015, esta Comisión publicó el Informe sobre Tecnología e Innovación, en el que se analizan las políticas de fomento de la innovación para el desarrollo industrial. Se concluye en el informe que el fomento de la capacidad productiva y la promoción de una industrialización sostenible constituyen elementos fundamentales en la nueva agenda de desarrollo sostenible.

Se resalta que la innovación es un elemento clave para el crecimiento de las economías y la competitividad de las empresas y no se circunscribe al producto o al proceso de fabricación; abarca también otras dimensiones relativas a las empresas y las decisiones que estas adoptan.

En el estudio se subraya también el valor de la modernización industrial y se explica que su éxito depende de la modernización tecnológica y la capacidad de innovación. Sin embargo, en la práctica, las políticas de desarrollo industrial no suelen estar articuladas como políticas industriales; son más bien vistas como estrategias de desarrollo industrial, visiones nacionales, o incluso forman parte de planes nacionales recurrentes de desarrollo.

Cabe destacar la importancia de la propiedad intelectual en el campo de la innovación, pues se trata de un factor clave para lograr la colaboración entre los diferentes actores.

El tema ha sido analizado en el Índice Mundial de Innovación 2016- La Innovación a escala mundial: para que todos ganen, documento publicado en agosto y elaborado en conjunto por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la Universidad de Cornell y el Instituto Europeo de Administración de los Negocios (Insead).

En él se observa que los flujos transfronterizos de conocimientos se han incrementado y es por ende necesario eliminar los obstáculos y permitir que se compartan más ampliamente los beneficios de la innovación a escala mundial.

En la declaración de la última cumbre del G-20, celebrada recientemente en China, se reconoció que la innovación es un factor clave de crecimiento para la economía mundial en su conjunto. Es también un elemento importante para identificar nuevos motores de crecimiento y contribuir a la creación de nuevos y mejores puestos de trabajo.

En este contexto, es primordial tomar en cuenta que el avance hacia una política de innovación no consiste únicamente en proporcionar un marco reglamentario. En la práctica se ha demostrado que, a pesar de que un amplio número de políticas haga hincapié en la innovación, con gran frecuencia esto no es suficiente para resolver los obstáculos antes mencionados.

De igual forma, es necesario comprender que no existe una sola vía para generar innovaciones. La interpretación tradicional que relaciona de manera lineal la generación de innovaciones con las actividades de investigación y desarrollo, es una simplificación extrema de un proceso mucho más complejo.

ESCRITO POR:

Eduardo Sperisen Yurt

Embajador. Representante permanente de Guatemala ante la OMC. Fue primer presidente y fundador de la Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales y presidente del Grupo de Negociación multilateral del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC.

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