Vida Empresarial
Liberan pichones de guacamaya roja en la Reserva de la Biósfera Maya
Los esfuerzos conjuntos de Grupo AJE, a través de su marca de agua Cielo y Wildlife Conservation Society (WCS), lograron por segundo año, preservar otra especie amenazada y vulnerable en Guatemala, como lo es la guacamaya roja (Ara macao cyanoptera).
En total fueron 10 pichones los liberados de la jaula de vuelo del campamento Laguna El Perú, en el corazón de la Reserva de la Biosfera Maya (RBM), en el Parque Nacional La Laguna del Tigre, en Petén. Con este esfuerzo se materializan las expectativas de la empresa, que contemplan la adaptación de estas crías a su hábitat natural para impulsar el crecimiento de su población.
El proyecto de conservación de esta especie se retoma en 2022, después de haber sido interrumpido por ser una actividad que demanda muchos fondos y personal para su funcionamiento. Este año se han registrado 33 nidos activos y se continúa monitoreando el número de pichones que logran volar, calculando así el Índice de Éxito Reproductivo.
“Estamos incrementando la disponibilidad de sitios de anidación mediante la ampliación de cavidades naturales, la instalación de nidos artificiales a prueba de halcones y la prevención de infestaciones de abejas africanas, que compiten por las cavidades y pueden ser letales para los pichones”, comentó Rony García-Anleu, Director del Departamento de Investigaciones Biológicas de WCS.
El programa que apoya AJE incluye el monitoreo de nidos naturales, la habilitación de nidos artificiales y el acompañamiento después de la liberación. Hace un año, se facilitó un sistema de energía solar para mantener una criadora y una incubadora funcionando 24/7. Asimismo, la empresa apoya con entrenar al personal que alimenta a los pichones, que son criados a mano con una fórmula elaborada artesanalmente.
“Junto con otras iniciativas para proteger la biodiversidad de la Reserva de la Biósfera Maya (RBM), la protección de la guacamaya roja busca generar impactos positivos en la biodiversidad de la región. El incremento en la población de guacamayas es un indicador de un ecosistema sano”, comentó Fernando Matheu, Jefe de Sostenibilidad de AJE para Centroamérica.
Después de la apertura de la jaula, el personal del laboratorio se retira temporalmente para que no haya interacción de los pichones recién liberados con los seres humanos; lo cual les ayuda a evitar que bajen al suelo y quieran buscar comida o interactuar con los técnicos que los alimentaron. A partir del día de la liberación una persona deja comida y agua sobre la jaula mientras que las aves se acostumbran a buscar su propio alimento en la selva. Esta etapa es parte del monitoreo y se realiza durante unos meses, cada vez con menos frecuencia hasta que las guacamayas sean independientes.