Las jornadas son largas, las condiciones a veces son adversas, en algunos casos a la intemperie y en otros arriesgando hasta su propia vida; sin embargo, los vacunadores han demostrado con creces su valor, coraje y vocación para encabezar el pelotón de la esperanza, llevando la vacuna contra el covid a cada guatemalteco y pasar, por fin, la página de la pandemia.
Por estas circunstancias, este año Prensa Libre decidió reconocer el trabajo de los miles de vacunadores en el país que de lunes a domingo se mantienen al frente de sus labores y por los cuales podemos alcanzar niveles de vacunación que ya se reflejan en positivo en los números de contagios del coronavirus.
No ha sido fácil, desde conseguir vacunas, la logística y, por último, convencer a la población que el fármaco es seguro, que puede salvar vidas y que es necesario aplicarlo.
Silvia Reyes, es uno de esos casos que este año dio a conocer Prensa Libre, en Alta Verapaz, donde la vacunación ha tenido serios atrasos porque la gente aún rechaza la vacuna.
Reyes es enfermera desde hace cuatro años, ha trabajado en los últimos meses en la ardua tarea de la vacunación comunitaria.
“Es una tarea difícil que requiere bastante esfuerzo y se necesita de mucha capacidad para poder hablar con las personas, lograrlas convencer y transmitirles a ellos los beneficios de la vacunación”, dice.
Aunque Reyes reconoce que en algunos casos sí logran convencer a la población de recibir la vacuna, pero hay muchos otros casos en los que salen decepcionados.
“Es difícil, pero a la vez es muy bonita la tarea, porque es satisfactorio cuando logramos convencer a las personas que es para su propio bienestar”, dice Reyes.
El desafío es la provincia
Durante este año en Prensa Libre hemos seguido de cerca el trabajo comunitario y hemos llevado hasta sus hogares las historias de los vacunadores y las largas jornadas que deben enfrentar, principalmente en la provincia, donde a pie deben buscar, de casa en casa, quien acepte la vacuna. La tarea es difícil, porque la misión es vacunar a todos.
Algunas veces los pobladores, incluso, han atacado a los vacunadores, amenazado e insultado, porque la desinformación a permeado y es una batalla que deben enfrentar.
La enfermera Diana Chun Sierra, es la encargada de inmunización de Chisec, también en Alta Verapaz, ella explica que la tarea de inmunización a nivel comunitario ya lo habían hecho antes, pero nunca con la intensidad con la que lo están haciendo ahora.
“Ha sido una experiencia diferente y nueva para todos nosotros”, dice.
Según cuenta, empezaron haciendo asambleas en las comunidades, hablando con los líderes y debido a la falta de respuesta en los centros de vacunación, decidieron realizar la vacunación a nivel comunitario y buscar a la población a sus casas.
Lo más difícil, menciona, ha sido contrarrestar la información que circula en redes sociales.
“Pero lo más satisfactorio es cuando nos encontramos en comunidades que antes no aceptaban y que ahorita ya están aceptando, eso es un logro aunque aún no alcanzamos el cien por ciento de cobertura”, señala.
El reconocer el trabajo de estos héroes anónimos tiene como objetivo que los guatemaltecos conozcamos ese trabajo, el de nobles guatemaltecos que cada día desde sus actividades, por muy pequeñas que parezcan, cambian al país.
El 2022 tampoco será fácil. Ya comenzó la aplicación de dosis de refuerzo contra el covid, lo que significa que los vacunadores no tendrán tregua, sin embargo, todos debajo de su mascarilla guardan una sonrisa, con la que reciben a cada uno de los guatemaltecos que buscan una dosis contra el covid, como un antídoto contra la desesperanza.
