Comunitario

Migración: El centro de “parchaportes”

Desabasto de  libretas de pasaportes en Migración resulta irónico en tiempos de la globalización, y como tantos asuntos en el Estado lo arreglan con un parche.

La sala de espera del centro de emisión de pasaportes le hace honor a su nombre.

La sala de espera del centro de emisión de pasaportes le hace honor a su nombre.

Al final de tanta espera se sale del centro de emisión de pasaportes con una sensación ambigua: se ha renovado el documento de viaje; pero, literalmente, con un parche que tiene validez de un año. Se paga la emisión de uno nuevo, pero dado que siguen escasas las libretas, la extensión provisional es gratuita y el recibo por Q221 también tiene validez de un año para cuando tenga que regresar en busca del documento vigente por cinco años.

“Solo se le está dando libreta nueva a quien solicita primer pasaporte”, le comenta un empleado a un usuario que vino de Estados Unidos con la esperanza de poder obtener acá la extensión del documento, pues en el consulado no tienen. “Pero, entonces, ¿para qué me cobraron?”, pregunta perplejo. “La renovación provisional con la calcomanía es gratis, en lo que vienen más libretas”, responde el burócrata.

Primera estación

La primera fila para conseguir pasaporte no es en Migración, sino en la contigua agencia bancaria en donde se paga el trámite —se puede hacer en cualquier sucursal, pero muchos lo ignoramos— y también el boleto de ornato —que casi nadie lleva—.

Año en que Migración empezó a colocar calcomanías para renovar temporalmente los pasaportes.


La fila tiene dos capítulos. El primero llega a la puerta de la agencia. Habemos unas 15 personas, pero según cuenta el guardia, hoy es corta. El segundo capítulo se cuenta solo: al entrar, se pueden contar cinco ventanillas, pero solo atiende una. Tal vez por ser hora de almuerzo. Justo cuando muchos aprovechan para efectuar su trámite.

¿trae sus fotocopias?

La mayoría no trae copia del DPI ni del boleto de ornato. Un buen negocio: con público cautivo, presuroso y resignado.

– ¿Cuánto cuestan?

– Q2.

El costo de una fotocopia no llega ni a 20 centavos, sobre todo si cada impresión la dan en media hoja carta.

Los tramitadores ofrecen el Boleto con copia para que se ahorre la fila del banco, aunque no la propina.

Guarde su recibo

“El pago que hizo le servirá cuando tramite su libreta. Guárdelo. Tiene validez de un a��o. Por ahora solo se le renovará con calcomanía”, indica el empleado que revisa requisitos —después de una tercera fila—. Me asigna un número.

libretas fueron licitadas, pero solo en EE. UU. se espera entregar hasta junio 338 mil pasaportes.


Adentro, la espera es en sillas. 110B pase a la casilla 8. Su DPI por favor —a la par se escucha un señor que dice no tenerlo—. Su índice derecho en la pantalla amarilla. El izquierdo. ¿Cuál es su nombre, su dirección, el nombre de su papá, de su mamá? Es una comprobación de seguridad. Péguese al respaldo de la silla, mire a la cámara, no cierre los ojos, sin moverse, por favor. Ya está. Revise sus datos y siga las flechas azules.

La gente sale viendo su foto en el formulario. Unos se extrañan, otros sonríen. Es como verse en un espejo del que desconfiamos.

Nueva fila

En las ventanillas se revisa el formulario y se entrega el pasaporte vencido. Su firma. Pase a sala de espera, le llamarán.

La sala le hace honor a su nombre. Aquí todos esperamos sin distingo de nivel socioeconómico, etnia, religión, sexo o edad.

En una estantería metálica se exhiben los trofeos del campeonato de papifutbol de Migración en 2013 y 2014, justo a la par del buzón de sugerencias. Asomo un ojo a la ranura y alcanzó a ver que hay varios mensajes. Alcanzo a leer palabras como “mejora”, “tiempo”, “lejos”, “más gente”.

Suenan nombres y apellidos. Al tercer anuncio gano la rifa. Me entregan el mismo pasaporte con la calcomanía.

Aquí nos veremos dentro de un año. Deberían dejarla mejor por cinco años de una vez.

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