Le podría decir
Junto a otros voluntarios se las ingenió para conseguir un permiso con la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP) para entregar cenas navideñas a los reos de la Granja Penal Canadá, en Escuintla.
No fue posible que él pudiera ingresar, por los protocolos de seguridad y las medidas sanitarias a consecuencia del nuevo coronavirus, pero fue posible que su ayuda y buenas intenciones se abrieran paso hacia la prisión.
“Qué bendición tan grande Álvaro, me agrada todo el trabajo que hace, que el señor le cuide por el recorrido que hará el día de hoy”, manifestó uno de los internos.
Los agradecimientos fueron similares, pues los privados de libertad recibieron una muestra de la Navidad desde su celda. “Quiero agradecerte desde lo más profundo de mi corazón a tu persona, a las comunidades, a todas las personas que hicieron posible que nosotros, los privados de libertad de la Granja Penal de Escuintla pudiéramos recibir estos 400 tamales, nos han compartido un momento de alegría”, relató otro de ellos.
Aprendió la lección
Álvaro Fernández estuvo en prisión, una experiencia que sin lugar a dudas cambio su vida. Aprendió lo difícil que es estar en esa situación, y ahora que se encuentra en completa libertad, ha decidido hacer las cosas bien para todos.
Lleva 13 años compartiendo la palabra de Dios con los internos, con la esperanza de que ellos puedan encontrar la paz y el espíritu que él tuvo la oportunidad de encontrar.