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Historias de abusos y maltratos surgen luego de tragedia en Hogar Seguro

La incertidumbre sobre qué pasó con los menores en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción provocó angustia y desesperación en los familiares, entre quienes denunciaron los abusos que ahí sufren los menores.

Parientes pasaron horas fuera del albergue con la angustia de no saber nada de sus seres queridos. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Parientes pasaron horas fuera del albergue con la angustia de no saber nada de sus seres queridos. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Los padres exigían a las autoridades información sobre los menores, y varios denunciaron que los adolescentes sufren malos tratos en el hogar.

Aseguraron que la comida que ellos preparan y llevan a los niños nunca se las dan y se la comen los monitores. Entre las aseveraciones más fuertes está que, según los mismos niños, muchos menores tienen que pagar obligatoriamente una talacha y otros sufren violaciones sexuales dentro del hogar.

“Mis nietos están en el hogar. Ahí sufren malos tratos, y siempre que vengo no me dan información de ellos. El viernes que vine, una señora lloraba junto a su hijo, y cuando les pregunté qué tenía el niño, contestó: 'Me violaron', y aseguró que otro muchacho  más grande lo hizo”,  relató María Lemus, quien buscaba información de dos varones gemelos de 3 años.

Una mujer que dijo ser la tía de una de las menores que murió  en el hogar reveló antes de retirarse en una ambulancia:  “El lunes aún nos contó que les pegaban y que los maltrataban. Llamaron a mi mamá, y cuando entró en el hogar se llevó la sorpresa de que la niña había muerto”.

Claret Hernández aseguró que puso una denuncia en el Ministerio Público porque su hija de 14 años asegura que adentro se consumen drogas.

“Yo le dije al juez: ¿Qué seguridad le van a dar en este Hogar Seguro? Lo seguro es que la puedan violar o matar, y no me respondieron”, aseguró llorando.


Raquel López denunció que su hijo de 12 años  le ha dicho que ya no quiere estar allí porque los tratan mal. “Me contó que le dan panes con moho, y no se los quiere comer. Me he dado cuenta de que cuando les traen comida, muchos niños se atragantan, como que si no hubieran comido en días”, manifestó.

Carlos Ramírez aseguró que se enteró por las noticias sobre lo que pasó en el hogar. “No sé nada de mi hermana. Tiene 16 años y  por problemas familiares se fue de la casa, se puso la alerta, la encontraron y la trajeron acá. Soy camionero, y vine desde El Progreso, pero no me dicen nada”, indicó.

La mayoría de los internos llegaron por problemas intrafamiliares y su estadía, que debía ser de al menos 30 días, se prolongó hasta cinco meses.

“No salen a decir nada, no dan información”, dijo una madre mientras esperaba saber si su hija no está en lista de víctimas.

Con lágrimas e incertidumbre, la mujer contó que esperaba desde las 7 horas que le autorizaran su ingresar  para visitar s su hija. Mientras esperaba junto a otras mujeres observaron el incendio en uno de los módulos.

A la emergencia del Hospital San Juan de Dios llegó Estuardo Aguirre, vecino de San Antonio Huista, Huehuetenango, vino a la capital a buscar a sus tres hijos, de 13, 14 y 16 años, quienes desde hace un año y ocho meses están recluidos en el hogar por una denuncia Alba-Keneth.

Aguirre, quien enviudó hace pocos días, llevaba cargado en su espalda al menor de sus hijos. Su preocupación era evidente y a toda costa buscaba saber qué había pasado con sus seres queridos.

Sebastiana López Chiquitó, 72 años, temía que su nieta, interna desde hace un mes, estuviera entre las víctimas. Explicó que la adolescete fue ingresada por desobediencia, no la ha visto, pues un juez no autorizó que recibiera visitas.

La angustia se apoderó de los familiares de algunas de las pacientes que ingresaron en el Hospital Roosevelt, pues muchas se encontraban en en estado crítico. De ese lugar fueron trasladadas dos menores al Hospital de Amatitlán.

José Luis Patzán Sánchez dijo que le informaron sobre una riña en el hogar y que debía llegar a ese hospital para que identificara a uno de sus tres hijos -de 8, 10 y 19, este último necesita cuidados especiales- internos desde hace cinco años por abandono de la madre; sin embargo, ninguno fue llevado a ese lugar, con lo que su preocupación aumentó.


“Mi sobrina tiene una semana de estar en ese lugar por una alerta Alba-Keneth. Desde anoche nos enteramos de lo que ocurría, somos de Totonicapán y fue difícil movilizarnos. El problema es que no sabemos nada de ellas”, dijo Nely Mechú en la emergencia del Roosevelt.

Rosa María Elías, pariente de otra adolescente, señaló que del hogar les informaron sobre un incendio y que habían varios heridos, por lo que se movilizó al Hospital Roosevelt  para buscar información de sus dos sobrinas, de 12 y 14 años, pero no las encontró en el lugar; sin embargo, le preocupa que puedan estar entre las que no fueron identificadas por su gravedad.