Comunitario

Lo más duro de la crisis alimentaria está por llegar al Corredor Seco

Líderes en comunidades advierten que alimentos se han agotado debido a la pérdida de cosechas del año pasado por la irregularidad de las lluvias.

Las familias en el Corredor Seco padecen cada año de desnutrición aguda por la falta de alimentos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Las familias en el Corredor Seco padecen cada año de desnutrición aguda por la falta de alimentos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Con la atención y los esfuerzos volcados hacia la emergencia del coronavirus covid-19, problemas estructurales que siempre golpean a los guatemaltecos parece que han pasado a segundo plano, uno de estos, el hambre y la desnutrición aguda, cuya época más dura está por comenzar.

En las comunidades más vulnerables lo saben. Existe una preocupación porque los pocos alimentos que tienen están por terminárseles, si no es que en algunas regiones ya no los tienen.

El periodo de hambre estacional que tradicionalmente comienza en abril cuando las reservas de alimentos de las familias se agotan, ahora empieza semanas antes. Los gobiernos, a través del Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (Maga), cada año intentan asistir a estas familias, que ahora con incertidumbre esperan que tal ayuda se concrete.

A la emergencia por la pandemia del covid-19 que ha derivado en una serie de restricciones, se suma la reciente renuncia del titular del Maga, Óscar Bonilla, que parecía tener una idea clara de cómo abordar esta problemática.

Habrá crisis

 

El riesgo de que en el Corredor Seco ocurra una crisis alimentaria ha sido advertido por lo menos en dos ocasiones por el Sistema de Alertas Tempranas de Hambruna, instancia del Gobierno de EE. UU. (Fews, en inglés) que provee información de 36 países.

Unas 120 mil familias están en riesgo de desnutrición en el Corredor Seco. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

 

En reportes de febrero y marzo detalló que las familias podrían comenzar a padecer estrés alimentario (nivel 2 de cinco) para luego pasar a sufrir crisis alimentaria (nivel 3), debido a que perdieron sus cosechas del año pasado, por lo cual los ingresos que obtuvieron en trabajos temporales en fincas cañeras, de palma o de café que usualmente los emplean de octubre a marzo, los gastarán más aceleradamente para la compra de comida.

“Los hogares se encuentran endeudados y manteniendo una dieta mínima. Al inicio del 2020, viven las consecuencias de las pérdidas parciales o totales de sus cultivos -del 2019-, ya que no lograron llenar sus reservas de alimentos (principalmente de maíz)”, señala el Fews.

Aunque este ente científico considera que los efectos se comenzarán a sufrir en mayo, campesinos consultados aseguran que desde ya se enfrentan graves problemas.

“Aquí es grave la crisis que se está viviendo, en esta parte del Corredor Seco es donde se está viviendo lo más duro”, indicó Adelso Ucelo, agricultor de Asociación de Promotores Orgánicos Xinca y Xelapán (Apoxex).

Esta organización mantiene vigilancia en todo Chiquimula y varios municipios de Jalapa, Zacapa y El Progreso, donde el año pasado hubo pérdidas de hasta el 95 por ciento por la irregularidad de las lluvias.

Ucelo confirmó que los ingresos por jornales en fincas de café fueron malos porque tampoco hubo mucha cosecha y la que se logró se vendió a precios muy bajos, lo cual, sumado a que empiezan a escasear los alimentos los hace temer un repunte hambre y desnutrición aguda.

A los anteriores problemas se suma la “eterna” falta de agua apta para el consumo humano. “No hay ni para tomar, se han secado los ríos y pozos y la gente en su desesperación consigue agua contaminada para tomar, lo que agrava sus problemas de desnutrición porque se enferman”, subrayó Ucelo.

La desnutrición aguda podría agravarse en el Corredor Seco por las pérdidas ocurridas a causa de la prolongada sequía. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Coronavirus agrava problemática

La Red por la Defensa de la Soberanía Alimentaria en Guatemala (Redsag) coincidió en que el hambre y la desnutrición aguda este año podría ser peor que el anterior en el área chortí, que comprende principalmente los municipios de Jocotán y Camotán, ambos de Chiquimula.

Enumeró como las principales causas, la falta de reservas alimenticias, sobre todo de granos básicos, limitada asistencia técnica del gobierno, el aumento de los precios de la canasta básica y la falta de empleo.

Añadió que, al coincidir la emergencia por la pandemia del coronavirus con la época de hambre estacional, se complica más la situación porque los campesinos ni siquiera pueden optar a conseguir un empleo ya que no tienen como movilizarse por la falta de transporte, lo cual causará más pobreza y pobreza extrema.

La emergencia sanitaria ha repercutido de la misma manera también en áreas fuera del Corredor Seco.

En Champerico, Retalhuleu, por ejemplo, las familias vienen de dos años consecutivos de pérdidas de granos básicos por irregulares periodos de lluvias; en el 2018 perdieron el 95% de los cultivos y el año pasado entre 60 y 65%, explica Abelino Mejía, integrante del Consejo de Comunidades en Defensa de la Vida y el Territorio, en ese municipio.

Contó que en estos meses se cosechan muchos productos como hierbas, mango, sandía y jocote que las familias aprovechan para comercializar en el mercado de Champerico o de otros municipios, pero por las restricciones del transporte no han podido salir, entonces no tienen posibilidad de obtener ingresos para comprar alimentos y enfrentar la época de hambre estacional.

Mejía señala que otra consecuencia de las restricciones ha sido el encarecimiento de los productos, entre estos el maíz que ha pasado a costar hasta Q300 el quintal o el cartón de huevos que llegó a cotizarse a Q60. Además, ni siquiera han podido negociar entre las propias comunidades rurales porque muchas de estas han sido cerradas por los propios comunitarios y no dejan entrar a nadie que no pertenezca a las mismas por temor a que estén contagiados del covid-19.

Los menores de edad son los más vulnerables a los efectos de la desnutrición aguda que puede causar efectos irreversibles en su desarrollo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

 

“Aquí la gente está desesperada, si no nos mata el coronavirus nos matará el hambre”, dice con preocupación Mejía, quien también presagia un aumento del hambre y de la desnutrición aguda en las comunidades de Champerico.

“A las familias se les están terminando las reservas de alimentos, no tienen dinero. En abril la gente se prepara para sembrar, pero lamentablemente vemos totalmente paralizado esto y nos preocupa”, añadió el líder comunitario.

Alimentos se entregarán pronto

 

La oficina de Comunicación del Maga dio a conocer que el Viceministerio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Visan) compró recientemente 123 mil 900 raciones alimenticias por un monto de Q34.2 millones “en coordinación con el Programa Mundial de Alimentos”, y aseguró que “de acuerdo con los plazos establecidos” tendrían que estar disponibles para ser entregados en la tercera semana de abril.

“En esta -primera- entrega de alimentos se priorizarán niños con desnutrición aguda, medidas cautelares, transitorias y el amparo 137-2017”, este último interpuesto por la diputada Karla Martínez ante la Corte Suprema de Justicia que ordena atender a los menores vulnerables.

El ahora exministro de Agricultura, Óscar Bonilla, expuso en febrero pasado que gestionar alimentos por medio del PMA garantizaba que las compras se hicieras expeditas y a un menor costo.

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