Comunitario

Mensajes sobre la viruela del mono deben llegar a las comunidades en su idioma materno para contrarrestar rumores

Si alguna lección deja la pandemia del covid-19 es que la comunicación en las áreas rurales será fundamental para contener el contagio de la viruela del mono.

comunidades de Guatemala

La comunicación oportuna en idiomas mayas debe ser parte de la estrategia de Salud para contener los casos de viruela del mono en Guatemala. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Hasta ahora son dos los casos confirmados de viruela del mono en Guatemala, los pacientes son procedentes de la capital, pero la sospecha de contagios también está en los departamentos. Se descartaron dos en Jutiapa y Retalhuleu, y se investiga otro en Santa Rosa, según reporte de las autoridades sanitarias.

Como sucedió con el covid-19 nada garantiza que la enfermedad no se propague, que salga de los cascos urbanos y que llegue a las áreas rurales. La comunicación por parte del Ministerio de Salud para mantener informada a la población sobre qué es la viruela símica, cómo se contagia, las maneras de prevención y en qué momento buscar atención médica es vital para no causar alarma y evitar que los rumores y mitos comiencen a difundirse, tal como sucedió con la vacunación contra el coronavirus.

De acuerdo con Lesli Ramírez, asesora del Centro de Estudios para la Equidad y Gobernanza en los Sistemas de Salud de Guatemala (CEGSS), la información clara y oportuna es fundamental en este momento, aunque se ha perdido tiempo valioso, pues la campaña debió comenzar desde que se escuchó de los primeros casos y que era inminente su aparición en el país.

El médico Hugo Icú, de la Asociación de Servicios Comunitarios de Salud (Asecsa), menciona que la pandemia del covid-19 fue una lección de la cual se debió aprender. Refiere que cuando ingresó el sida al país se estigmatizó a grupos específicos y poblaciones urbanas, con la creencia de que la enfermedad se propagaba únicamente entre ellos, con el tiempo esto cambió y “nos dimos cuenta de que no hay sectores específicos, que también el área rural estuvo afectada rápidamente por la multidimensionalidad del problema. Lo mismo puede pasar con la viruela sísmica o del mono”.

Por ello, las autoridades de Salud deben enfocarse en informar, en la prevención, en el control y el monitoreo de casos en el primer nivel de atención con énfasis en la población rural e indígena.

Más allá de las redes sociales

El ministro Francisco Coma confirmó el pasado 3 de agosto la presencia de la viruela símica en el país a través de un mensaje que se difundió en redes sociales, con él participó un equipo de expertos en el tema que dio detalles de la enfermedad, este fue un buen comienzo a criterio de Ramírez, sin embargo, no llegó a toda la población, se quedó entre el grupo de los que tiene acceso a internet.

 

La información debe trascender el enfoque urbano, el esfuerzo implica retomar la parte comunicacional de manera masiva, agresiva, con un mensaje claro y con pertinencia cultura, tomando en cuenta que tres de cada diez guatemaltecos no tienen como lengua materna el español, por lo que los mensajes deben difundirse en idiomas mayas, pero esta no ha sido la prioridad de las autoridades, y la pandemia lo dejó en evidencia.

De Q15 millones que el Gobierno tuvo en el 2021 para campañas informativas sobre el covid-19, únicamente el 8 por ciento se destinó a informar sobre los beneficios de la vacuna contra el coronavirus en idiomas mayas.

Había recursos, pero no se usaron y esa ineficiencia tiene consecuencias en la baja cobertura de vacunación en el país, al 8 de agosto solo el 44.5 de la población tiene el esquema completo. Lo datos muestran una clara desigualdad, mientras que el municipio de Guatemala -la mayoría de la población habla español- ya superó la expectativa de vacunación con dos dosis, en San Lorenzo, Suchitepéquez, -predomina la población indígena y la lengua materna es el quiché y el cakchiquel- no supera el 5 por ciento de sus habitantes inoculados.

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Poca credibilidad

Recobrar la confianza de la población es uno de los retos que tiene el Ministerio de Salud, a criterio de Ramírez.

“El gran problema es que si la gente no confía en quien le está hablando, no le escuchará, y eso sigue vigente como secuela del covid-19, hubo mucha pérdida de credibilidad de la institucionalidad pública, de los servicios de salud y del ministerio, y por más que el personal de salud hable cuesta que le escuchen”, agrega.

Qué el sistema de salud no responda a sus necesidades contribuye, pues los puestos y centros de salud siguen sin ser fortalecidos, hay serias deficiencias en infraestructura, desabastecimiento de medicamentos, el recurso humano es insuficiente.

En tres años que lleva la pandemia no hay avances y las precariedades persisten, los rezagos en la atención de programas como de inmunización, desnutrición, tuberculosis, entre otros, se agudizó, y ahora no solo es atender el covid también habrá que dedicar esfuerzos al monitoreo, detección y la referencia de casos sospechosos de la viruela símica.

Lo que se debe aprender la pandemia del covid-19 es el implementar una estrategia integral, que no solo abarque el tercer nivel de atención y la parte hospitalaria, que es más especializada y costosa para el país, hay que atender los puestos y centros de salud que son el primer eslabón en la cadena de servicios en salud.

 

 

 

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Ramírez menciona que mucho personal en el primer nivel de atención carece de información de cómo atender la emergencia de la viruela símica. “El Ministerio de Salud a nivel central genera lineamientos, directrices, comunicaciones y allí se quedan. Hay que generar capacidades a nivel local, trasladar la información de manera pertinente (al personal), y allí es donde el ministerio tiene una gran debilidad”, agrega.

En ese punto Icú hace ver la necesidad de coordinar acciones entre centros y puesto de salud, con comadronas, promotores de salud y terapeutas tradicionales a nivel local.

Hay que aprovechar el contacto directo que estas fuerzas locales tienen con la gente, y trasladarles la información de manera adecuada para garantizar que no se estigmatice a quienes pueden resultar contagiados, como sucedió al inicio de la pandemia, cuando se observó discriminación e incluso agresión de ciertos grupos a la población infectada, y con la viruela del mono puede volver a suceder.

“La información en los servicios de salud del primer nivel es muy poca y no se ve como prioridad todavía, como siempre, funcionamos como apagafuegos hasta que aparece el problema”, añade.

El epidemiólogo Kevin Martínez Folgar señala que será importante apoyarse en los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes), con los Consejos Municipales de Desarrollo (Comudes) y demás liderazgo local, lo que debió hacerse desde el comienzo de la pandemia.

De acuerdo con el Departamento de Comunicación del Ministerio de Salud, ya están hechos los lineamientos de comunicación sobre la Viruela del Mono y se afinan detalles por parte de la Unidad de Comunicación Social, la Mesa de Comunicación de Riesgo y el departamento de Promoción y Educación en Salud. Al estar terminados se trasladarán a las Direcciones de Área de Salud y hospitales, que los darán a conocer a nivel local y comunitario. Los mensajes serán traducidos a distintos idiomas mayas.

 

 

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.