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“Nos toca que decidir quién ya vivió un poco más y quién no”, el dramático testimonio de los médicos que batallan contra el covid-19

Los servicios sanitarios están agotados en capacidad por la escalada de casos que existe y también están menguados, debido que hay personal que necesita estar aislado.

AME8839. CIUDAD DE GUATEMALA (GUATEMALA), 11/01/2021.- Fotografía de archivo fechada el 29 de junio de 2020, que muestra a paramédicos mientras retiran el cuerpo de un hombre fallecido por coronavirus, en Ciudad de Guatemala (Guatemala). Guatemala se convirtió este domingo en el primer país de Centroamérica en llegar a los 5.000 fallecidos por la covid-19, aunque según expertos la cifra es mucho mayor debido al subregistro de decesos. EFE/ Esteban Biba

AME8839. CIUDAD DE GUATEMALA (GUATEMALA), 11/01/2021.- Fotografía de archivo fechada el 29 de junio de 2020, que muestra a paramédicos mientras retiran el cuerpo de un hombre fallecido por coronavirus, en Ciudad de Guatemala (Guatemala). Guatemala se convirtió este domingo en el primer país de Centroamérica en llegar a los 5.000 fallecidos por la covid-19, aunque según expertos la cifra es mucho mayor debido al subregistro de decesos. EFE/ Esteban Biba

Con más de 460 mil casos acumulados y 11 mil 768 fallecidos, en las calles de la ciudad y otros municipios aledaños se vive un ambiente relajado que no concuerda con el rápido aumento de casos que se registran día a día en el país.

No obstante, el futuro cercano parece sombrío para los trabajadores sanitarios debido a las proyecciones de contagios, ya que, para el 1 de noviembre se podrían reportar alrededor de 200 muertes diarias por coronavirus, según la proyección de la Universidad de Washington, y en el peor de los casos la cifra podría alcanzar hasta 400.

Guatemala en estas últimas semanas ha registrado récord en los contagios diarios que confirma, por medio de pruebas de covid-19, y se espera que para dentro de dos meses se reporte la mayor cantidad de muertos por día desde que se registró la primera infección de la enfermedad desde marzo del 2020.

Este panorama a la comunidad médica le preocupa, tanto que sus conversaciones de pasillo giran alrededor de la situación y la sobredemanda de servicios que viven en los centros hospitalarios. Sin embargo, no solo estos factores forman parte de la rutina de los médicos también a estas alturas de la pandemia se sienten cansados y agotados.

Prioridades

Un médico del hospital temporal Parque de la Industria acondicionado para atender pacientes de covid-19, quien pidió que no se le identificara por temor a represalias administrativas, dijo que comparado con hace un año el cansancio físico y mental no era tan fuerte como se siente ahora, debido a que es excesivo y el problema es que los medicamentos son muy pocos y tienen demasiados pacientes jóvenes críticos.

“No podemos hacer muchos, vienen muy mal. Los intensivos los tenemos llenos y tenemos lista de espera para pasarlos a intensivo. Es bien complicado, decidir quien pasa a intensivo cuando se desocupa un espacio. Es frustrante ver esta situación y no tener el apoyo suficiente del gobierno y del hospital”, criticó.

El profesional de la salud al ver esta situación se ha planteado no seguir trabajando con pacientes de covid-19 por salud mental. Agregó que en las últimas semanas varios de sus colegas han renunciado por la misma situación. Pidió que se agilicen las compras de medicamentos, porque ingresan a cuentagotas.

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Hizo un llamado a la población para que se cuide, porque comparado con la escalada de casos del año pasado veían que llegaban más pacientes de la tercera edad y mayores a 45 años; sin embargo, ahora llegan jóvenes sin antecedentes de enfermedades graves y necesitan oxígeno con alto flujo.

“Nosotros quisiéramos salvar a todos, pero, a veces, nos toca que decidir entre pasar a una persona de 18 años y no a una de 80. Esto es todo el tiempo, todos los días, todos los turnos. Nos toca que decidir quién vivió un poco más y quién no, quien tiene enfermedades que los complicará al estar en el intensivo y que no logrará salir con pacientes que no tienen ninguna comorbilidad. Es como si estuviéramos en la guerra, elegir al paciente que ya no se puede hacer absolutamente nada con el que sí se puede ayudarle o salvarle”, narró.

Además, dijo que día a día advierten a los pacientes que llegan que no tienen oxígeno y camas, pero la mayoría se queda esperando a que los ayuden.

Cada día más cansados

Helmuth Estévez, subdirector del hospital temporal de Quetzaltenango, explicó que muchas personas, sobre todo jóvenes llegan al centro hospitalarios muy graves y el sentir y preocupaciones del personal sanitario, es que si no toman las medidas sanitarias necesarias muchos pacientes morirán.

“Es lamentable que vecinos, amigos y familiares estén contaminados. Están llegando tarde al hospital y no se están vacunando. Se debe tomar en serio la enfermedad. La situación es muy difícil para todo el personal. Estamos dispuestos a ayudar, pero cada día uno está más cansado, llegan muchos más pacientes que debemos atender. La gente que tenemos, a veces, no se da abasto”, lamentó Estévez.

Estévez afirmó que ver morir a un paciente es algo muy triste, porque luchan por su vida. “Vamos viendo poco a poco como se van apagando esas luces, lo llenan a uno de sentimientos de tristes y lo único que queda es recuperarse y luchar por el paciente que viene. Estas heridas son acumulativas en el corazón de nosotros. Que una persona se nos vaya es lo más triste que podemos sentir”, narró.

Teme a que las proyecciones de muertos para noviembre se cumplan, porque la población no cumple con las medidas sanitarias, se contagia y no pueden acceder a servicios sanitarios debido a la sobredemanda que existe en la red hospitalaria nacional. Su miedo más grande es que puedan negarle el acceso a un paciente grave, porque tendrán que decidir sobre las personas que pueden salvarse y las que no.

Aunque reconoce que el ambiente hospitalario a veces es de felicidad, porque la mayoría de los pacientes se recuperan, muchas veces se torna triste porque muchas personas pierden la batalla contra el covid-19, y después de más de 18 meses de estar en esta lucha el personal se siente agotado tanto físicamente como mentalmente.

Oportunidad de oro

El médico Zagreb Zea del Hospital Roosevelt pidió que la población siga con sus medidas, porque ahora tienen el 100 por ciento de ocupación en la unidad de cuidados intensivos, pero adelantó que tienen lista de espera con los pacientes que dan positivo para obtener una cama en el área de covid-19.

“El paciente espera o se va al Parque de la Industria o Villa Nueva. Hasta ahora, bendito sea Dios hemos podido atender a los pacientes. Nosotros no vemos a un covid-19 que no sea grave, todos son graves. Básicamente, le pedimos a Dios que haya cama”, dijo. Agregó que los enfermos deben esperar hasta un día para que sea atendido o sino es llevado a otro centro hospitalario.

Otro gran reto que enumeró el médico es que, deben colocar a los pacientes de covid-19 en lugares exclusivos para ellos, porque evitan que los demás pacientes se contagien del nuevo virus, a esa situación se le suma la atención que deben brindar a las personas que resultaron heridas en hechos viales y a las mujeres en labor de parto.

Zea dijo que esta situación es muy frustrante, porque le piden a Dios que se mejore pronto un paciente para que otro tome su lugar y sobre todo lamentó la indiferencia del gobierno porque no aumenta la capacidad hospitalaria y tampoco contratan más personal.

“Me siento como estafado porque teníamos que estar preparados para atender la pandemia. Se suponía que era una oportunidad para aumentar el volumen de médicos, porque esas contrataciones, salas médicas y quirúrgicas se quedarían después de la pandemia. Es una lástima que, al tener una oportunidad de oro para fortalecer el sistema de salud no se hizo”, lamentó.

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Adelantó que si no se toman las medidas necesarias se llegarán a las cifras de muertos que se proyectan para noviembre, porque hasta ahora de las 240 pruebas que hacen a diario en el hospital el 35 por ciento da positivo.

Análisis

Erwin Calgua, epidemiólogo clínico e investigador académico, explicó que el cansancio padecido es acumulativo, porque la pandemia no les ha dado tregua. “Uno trata de que el cansancio no lo venza a uno, porque es el principal factor de cometer un error como tocarse los ojos, quitarse la mascarilla, llevar algo a la boca sin desinfectarlo”, explicó.

Uno de cada 10 trabajadores de salud ha atravesado momentos depresivos durante la atención que han brindado a los pacientes infectados del covid-19, según reveló la primera encuesta a salubristas realizada por la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia Covid-19 (Coprecovid), en la cual fueron encuestados 2 mil 512 trabajadores de este sector, tanto público como privado y del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (Igss).

La técnica de investigación fue aplicada desde el 9 de septiembre al 11 de octubre del año pasado para evaluar su equilibrio emocional.

Calgua afirmó que las medidas básicas de contención para evitar que más personas se contagien es el uso de mascarilla, evitar asistir a eventos sociales esenciales y se debe analizar si esa reunión es saludable y si le genera ingresos económicos para exponerse a un posible contagio. Agregó que en este momento de la pandemia se debe analizar cada salida de su hogar, porque las personas están poniendo en riesgo su vida y la de sus seres queridos.

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