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Unos ocho estudiantes permanecían en uno de los salones de cómputo del edificio T2 de esa Facultad. Pero una novena persona ingresó (el presunto ladrón), quién tomó la billetera que estaba en uno de los escritorios.
Lourdes (nombre ficticio) dejó su pertenencia para “marcar territorio”, dice ella, para apartar su lugar. La computadora permanecía encendida, fue entonces que el supuesto delincuente hizo su cometido.
Rápidamente sustrajo más de Q300, los guardó en el bolso de su pantalón de lona y tomó una mochila, con la que simula ser un estudiante más.
“Me di cuenta hasta el siguiente día (del robo) cuando iba a pagar un plano. Nos preguntamos con una amiga qué pasó con el dinero. Nos pusimos a recordar cuál había sido nuestro recorrido y recordamos que pasamos el día en el laboratorio. Entonces fui con las autoridades”, refiere Lourdes.
Las cámaras de seguridad del lugar lograron hacer una identificación facial del sospechoso.
Ese dinero le serviría a Lourdes para pagar unos planos. “Es la primera vez que me ocurre. Tengo tres años de estudiar allí y no me había pasado”, dijo Lourdes.
“Las autoridades nunca han hecho nada para regularizar quién entra y sale de la universidad”, compartió uno de los usuarios en Facebook que no pudo dejar pasar la oportunidad para rechazar lo ocurrido.
A partir de ese hecho, la Facultad de Arquitectura aumentó la vigilancia policial e hizo un llamado en Facebook para denunciar ese tipo de incidentes, según comentó Lourdes.
Otros usuarios en Facebook comenzaron a identificar al sospechoso y han denunciado que ese tipo de robos se han registrado también en otras facultades.