Comunitario
Tierra por cemento: transformar pisos puede reducir enfermedades en los niños
Diversas iniciativas se suman a cambiar pisos de tierra por cemento, un beneficio para las familias que impacta: salud y bienestar, economía y educación.
Una persona preparando el suelo para aplicar cemento en una vivienda, en la aldea El Roblarcito, Olopa, Chiquimula. La imagen fue tomada en septiembre de 2025. (Foto Prensa Libre: EFE)
Gatear y dar los primeros pasos sobre un piso de tierra representa para un niño un alto riesgo de sufrir enfermedades diarreicas, respiratorias y de la piel, debido al constante contacto con un suelo que alberga parásitos y humedad. Sustituir esa superficie por cemento puede reducir en 19% la probabilidad de enfermar, entre otros beneficios que impacta a familias alcanzadas por distintas iniciativas en el país.
El Censo de Población del 2018 reportó que había en el país 840 mil hogares con piso de tierra, donde habitan cerca de 4 millones de personas, reflejo de las condiciones de pobreza extrema que imperan en Guatemala y que afectan la calidad de vida.
Sin embargo, la cifra habría aumentado. Un estudio realizado por Hábitat para la Humanidad Guatemala en el 2024 estableció que cerca de un millón de hogares se encontraban en esa condición. Si se estima un promedio de cinco personas por vivienda, se trataría de unos 5 millones de guatemaltecos.
Delorean Randich, director nacional de Hábitat para la Humanidad Guatemala, señala que el piso de tierra es el aspecto que más afecta a las familias cuando se habla de déficit habitacional. Con base en ello, se desarrolló un estudio para medir el impacto de vivir con ese tipo de superficie en tres áreas: salud y bienestar, economía y educación.
Participaron 200 familias de Petén y Alta Verapaz, departamentos marcados por la pobreza. En 63% de los hogares el jefe de familia tenía en promedio 44 años, y en 72% había al menos un menor de 12 años. El 13% carecía de energía eléctrica y, pese a las precariedades, el 39% de las viviendas también era espacio de trabajo para los adultos.
Los resultados se obtuvieron al comparar a familias que vivían sobre tierra con otras que contaban con pisos de cemento. Una de las principales conclusiones es que esa transformación redujo las probabilidades de enfermar, lo que disminuyó las visitas a los servicios de salud y el gasto en medicamentos, principalmente para tratar padecimientos gastrointestinales y dérmicos.
Esto se tradujo en un ahorro cercano a Q200 mensuales, equivalente al 14% del ingreso promedio de los hogares, el cual ronda los Q1 mil 400 al mes, es decir, 2.8 veces menos que el salario mínimo.
Los pisos de cemento son más fáciles de limpiar y previenen accidentes domésticos, sobre todo en áreas donde se cocina. También ayudan a las familias a adaptarse mejor a desastres climáticos, como inundaciones, según el informe Un piso es resiliencia, de Hábitat para la Humanidad.
Para un niño menor de cinco años, evitar enfermedades gastrointestinales lo aleja de integrar las cifras de desnutrición que afectan a este grupo poblacional, pues estos padecimientos intensifican la pérdida de nutrientes. Al 6 de diciembre del 2025, el Ministerio de Salud reportaba 21 mil 309 casos de desnutrición aguda y 54 fallecimientos por esa causa. En tanto, los datos oficiales de desnutrición crónica se mantienen en uno de cada dos menores, según la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (Ensmi) del 2015.
“Hay una relación directa entre la afluencia de niños a centros de salud y el piso de tierra. No sirve de nada que sean atendidos en un centro de salud y que regresen a una casa con piso de tierra, donde juegan y se llevan las manos a la boca, con microbios. Un piso de concreto busca frenar ese ciclo”, afirma Randich.
En el caso de los adultos, el estudio señala que se redujo 24% los días de trabajo o estudio por enfermedad, principalmente por afecciones respiratorias. De esa cuenta, una de las conclusiones es que el cambio a piso de cemento contribuye a la productividad, lo que mejora los ingresos y el ahorro familiar.
Educación
Al disminuir los episodios de enfermedad, los menores de 12 años faltaron 7% menos a clases. Al consultar a los padres sobre el desempeño escolar tras cambiar el piso de tierra por uno de cemento, resaltaron beneficios como mayor motivación para aprender, más tareas realizadas, mejores calificaciones, mayor concentración y aprendizaje, gracias al entorno mejorado.
“Un dato relevante es que, gracias a un piso de concreto, los niños juegan en promedio 14% más tiempo dentro de casa. ¿Por qué es importante? Muchas viviendas del estudio están ubicadas en zonas de riesgo, como carreteras, laderas o barrancos. Salir a jugar fuera de casa eleva el nivel de peligro”, indica Randich.
Ese tiempo adicional equivale a tres horas más de juego por semana.
Bienestar
El estudio evidenció que la percepción de calidad de vida aumentó 18% entre quienes cambiaron el piso de tierra por uno de cemento. Tener una superficie digna da sentido de propiedad a las familias y aumenta la satisfacción de contar con una mejor vivienda.
También se observó que las familias se sentían más motivadas a realizar otras mejoras en el hogar, como repellar paredes o cambiar láminas. Destinaban para ello unos Q23 mensuales de su presupuesto.
Iniciativas
El cambio de pisos de tierra por cemento es una iniciativa impulsada desde varios sectores. Hábitat para la Humanidad impulsa en varios países el proyecto 100 mil pisos para jugar, y en Guatemala ha construido 13 mil pisos de concreto, beneficiando a unas 65 mil personas.
HogaRES es otra de las iniciativas que suma al sector privado para llevar bienestar a familias de escasos recursos a través de la sustitución de pisos.
En esta transformación también participa el programa de gobierno Mano a Mano, a cargo del Ministerio de Desarrollo Social, que esta semana declaró 11 municipios como libres de piso de tierra, tras cementar 50 mil superficies. La meta para el 2026 es construir 100 mil pisos más.

