El equipo aseguró que aquellas agrupaciones son la mayor expresión criminal del país.
Fuente de ingreso
Para los antisociales, exigir dinero a cambio de intimidación es una millonaria fuente de ingresos que les permite vivir y financiar sus fechorías, expresó López Bonilla.
“De todas las muertes violentas que se generan a diario, dos tercios de estas están asociadas a disputas por territorio y ajustes de cuentas entre pandilleros”, afirmó.
Rivera refirió que el pandillerismo es un mal de nuestra era. “Es un fenómeno que se inicia con la inmigración a EE. UU. a finales de los años 1980 y principios de los 1990, y al que nadie le puso asunto, y al retornar al país fueron a las áreas marginales, donde armaron sus estructuras. Hoy están en casi todo el país”, dijo.
El funcionario señaló que las fuerzas de tarea han descubierto que entre las fechorías que cometen los pandilleros hay un delito transversal, que es la extorsión.
Aseguró que solo en Villa Nueva ese delito les permite a esos grupos obtener Q60 millones de ingresos. “Por lo tanto, es una industria, lo que demuestra que el crimen rinde”, explicó.
Tema de estudio
El viceministro expuso que las pandillas son un fenómeno en estudio.
“Hemos visto que no se trata de solo un fenómeno ladino, sino también indígena. Los pandilleros se han corrido a las áreas fronterizas. Ellos manejan todas las rutas que se usaron en la guerra, para el movimiento guerrillero, y han abierto nuevas”, afirmó.
Las pandillas son estructuras y hay menores que desde los 9 años ya han cometido asesinatos, agregó.
Sin dato exacto
Juan Pablo Ríos, de la Fuerza de Tarea contra el Sicariato, explicó que aunque no pueden dar un número exacto de las pandillas que operan en el país, muchas de estas nacieron en el área metropolitana, luego se desplazaron a Villa Nueva y después a Mixco.
“El 63 por ciento de los homicidios que ha investigado la Fuerza los cometieron sicarios de pandillas”, refirió.
Mario Bossos, de la Fuerza de Tarea contra las Extorsiones, aseveró que muchas pandillas se han enriquecido a través de este delito, y el sector más vulnerable ha sido el transporte.
“Los transportistas de Escuintla llevan cuatro años de pagar Q25 mil semanales. En la capital hay un transporte que ha pagado Q45 mil semanales en el mismo período”, enfatizó.
“El problema es que basta con que alguien más haga una llamada en nombre de pandilleros para que los transportistas paguen la extorsión, y nuestro trabajo ha consistido en desestructurar estos grupos”, aseguró.
Elías Pumay, jefe de la Fuerza de Tarea, manifestó que el 80 por ciento de las extorsiones las cometen los mareros. “El pandillero crea un tipo de psicosis y aunque sea detenido deja una estructura”, refirió.