Política

Alianzas con actores cuestionados minan cada vez más la credibilidad del gobierno

El gobierno se ha visto obligado a apoyarse en diputados con señalamientos de corrupción y crimen organizado. Esto afecta su credibilidad ante la población, advierten expertos.

El presidente Alejandro Giammattei saluda a Allan Rodríguez. previo a entregar la presidencia del Congreso. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El presidente Alejandro Giammattei saluda a Allan Rodríguez. previo a entregar la presidencia del Congreso. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

De nuevo, los diputados de la alianza oficialista que apoyan la gestión del gobierno de turno integrarán la junta directiva 2022. No obstante, luego de dos años, tanto los parlamentarios como el Ejecutivo sufren un desgaste en su credibilidad que podría provocar niveles de ingobernabilidad en el país, apuntan analistas.

A simple vista, podría parecer que el gobierno obtuvo otra vez una victoria política al haber posicionado en la junta directiva del Congreso la planilla liderada por la congresista Shirley Rivera, quien ha defendido en varias ocasiones al presidente Alejandro Giammattei de los cuestionamientos públicos. Sin embargo, el panorama podría no ser tan alentador.

En principio, cada vez surgen más voces disidentes desde la tradicional alianza oficialista que expresa públicamente su desacuerdo con los diputados afines al gobierno y a su forma de implementar las políticas públicas.

En ese contexto, los parlamentarios aliados al Ejecutivo se han visto obligados a hacer acuerdos con otros congresistas sobre quienes pesan señalamientos de corrupción o con bancadas vinculadas al crimen organizado, como la Unión del Cambio Nacional, por ejemplo, cuyo máximo líder, Mario Estrada, fue sentenciado por narcotráfico.

Estas alianzas le están pasando una factura al gobierno, que se ven reflejadas en su falta de credibilidad para implementar políticas públicas en beneficio de la población, advierte la politóloga Geidy de Matta, del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac).

“Todo esto genera niveles de ingobernabilidad y dificulta para el gobierno poder buscar consensos en agenda que permitan ir solucionando gradualmente los problemas del país. Hoy más que nunca, producto de la pandemia, se requiere un estado fuerte y sólido, que visualice su presencia por medio de las políticas públicas”, dijo la entrevistada.

De Matta explica que la falta de un estadista que goce del respaldo popular dificulta el cumplimiento de los programas de gobierno, lo cual puede derivar en conflictividad social.

“El espíritu de un estadista es buscar la unidad y mantener la coherencia entre el discurso y la práctica. Si esto no se cumple, se afecta la imagen y la evaluación que se pueda hacer sobre la gestión de gobierno”, dijo la experta de Ipnusac.

Lo anterior cobra relevancia en medio de la pandemia, donde uno de los retos actuales es acelerar la vacunación y disipar cualquier rumor o información falsa e inexacta que pueda girar en torno a esto, advierte De Matta.

Agenda no responde a un programa

José Echeverría, del Movimiento Cívico Nacional, explica que en esta legislatura los votos que se consiguen no giran alrededor de un proyecto político, como mejorar la salud pública o la economía, sino de intereses particulares.

“Esa es una deficiencia de la calidad política que existe actualmente. Además, es muy lamentable ver la poca capacidad política que puedan tener los que se denominan “oposición” alrededor de esto, ya que ellos cambiar esta situación con el poder público que ostentan de la fiscalización y su representación como diputados”, dice Echeverría.

Echeverría coincide con que el hecho que el gobierno tenga que negociar con diputados sobre quienes pesan cuestionamientos afecta su credibilidad. Parte de estas deficiencias en la clase política se debe al origen del financiamiento electoral de los partidos, el cual proviene en gran parte de actividades de crimen organizado y corrupción, señala.

Se acabó la “luna de miel” para el gobierno

Todos los gobiernos, cuando inician su gestión, tienen un período de gracia, en el cual gozan del respaldo popular en la implementación de políticas públicas. Este período, que puede durar uno o dos años, es conocido como “la luna de miel” y, en el caso del gobierno de Giammattei, es evidente que ya se acabó, explica Fernando Ixpanel, consultor de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies).

“Esto es un proceso natural. El primer año, en la luna de miel, es cuando más apoyo tiene el gobierno. Esa legitimidad no solo es con la población, sino se traslada al congreso con la bancada oficial. Lo que sucede en los siguientes años que transcurren del período presidencial es que se disminuye ese apoyo”, dice Ixpanel.

Pese al desgaste, Ixpanel comenta que la oposición en el Congreso no ha obtenido los suficientes votos para realizar acciones que puedan presionar al gobierno. Ejemplo de ello son las interpelaciones contra ministros de Estado que no han avanzado, entre estas la que se promovió contra el ministro de gobernación, Gendry Reys, por los actos de represión cometidos en las manifestaciones de noviembre pasado.

 ¿Quiénes apoyan la planilla oficialista?

Entre los diputados que votaron a favor la planilla oficialista liderada por la diputada Shirley Rivera para la junta directiva del legislativo 2021-2022 se encuentran los diputados de Todos Felipe Alejos y Boris España, así como Estuardo Vargas de la Unidad Nacional de la Esperanza, incluidos en la Lista Engel por el Departamento de Estado de EE. UU., la cual incorpora a aquellos actores corruptos o que socavan la institucionalidad democrática en la región.

También votó por la planilla la bancada UCN, señalada por el gobierno de EE. UU. de tener una “ideología narco”, entre otros.

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