A la fecha 228 mil 684 casos se han confirmado desde marzo de 2020 y 7 mil 558 personas han fallecido. La solución más eficaz para frenar la mortalidad, además de las medidas de bioseguridad, es la vacunación contra el coronavirus.
A la fecha, 169 mil 369 personas fueron vacunadas con la primera dosis y 1 mil 898 ya completaron su esquema de vacunación. Estos números son a todas luces insignificantes para ver un impacto en la reducción de contagios y muertes por covid-19.
El gobierno en múltiples ocasiones ha dado falsas expectativas sobre la llegada de las vacunas. El 30 de enero, por ejemplo, anunció la llegada de más de 800 mil dosis mediante el mecanismo Covax para mediados o finales de febrero. La promesa no se cumplió, ya que las primeras dosis de AstraZeneca llegaron el 11 de marzo y únicamente arribaron 81 mil 600, un valor diez veces menos de lo anunciado.
Posteriormente el gobierno anunció para la última semana de abril la llegada de 100 mil dosis de Sputnik V, como parte del contrato que se firmó para el suministro de 16 millones más. Esta promesa tampoco se cumplió y ahora las autoridades anunciaron para mañana la llegada de las primeras 50 mil dosis.
Hay múltiples factores que explican los retrasos y van desde negociaciones tardías por parte del gobierno de Guatemala, hasta limitaciones por parte de las farmacéuticas. Este es un repaso de las causas que retrasan el arribo de las vacunas a Guatemala.
- Negociaciones tardías con casas productoras
A diferencia de otros países, el gobierno de Guatemala incurrió en demoras en los procesos de compra directa con las casas productoras de vacunas. No fue sino hasta el 5 de enero de este año que el Ejecutivo envió una iniciativa de ley al Congreso para viabilizar la adquisición directa internacional y el 12 de enero se aprobó de urgencia nacional.
Laila Woc-Colburn, experta en salud, comenta que desde agosto y septiembre se publicaron los estudios de fase dos de ciertas vacunas, por lo que desde esa fecha se sabía que iban a funcionar.
“En agosto y septiembre de 2020 ya se habían publicado los estudios de la fase dos de las vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca y se sabía que las vacunas iban a funcionar. Con eso, muchos países se apresuraron para concretar negociaciones. Ahora el país está en la lista de espera porque se esperó mucho tiempo, contrario a lo que hicieron otros países”, comentó.
- Sobre demanda y capacidad limitada de producción
Las casas productoras de las vacunas tienen la misión de fabricar vacunas para la población mundial, pero sus capacidades de producción no siempre van de acorde a la demanda.
En los últimos meses AstraZeneca reconoció dificultades en la fabricación y dijo que recurriría a fábricas en el exranjero para aumentar la productividad de su cadena de suministro. Lo mismo ha ocurrido con otras vacunas, como Moderna, cuya casa productora ha reducido la cantidad pactada de vacunas ofrecidas a países como Canadá y España, por ejemplo.
Aunado a ello, la demanda de países ricos ha sido desproporcionada. Un análisis de datos del New York Times en diciembre de 2020 reveló que los países de la Unión Europea hicieron pedidos de vacunas que superan con creces a sus poblaciones, a tal grado que, de recibir todas las vacunas solicitadas, podrían inocular entre dos a seis veces a sus ciudadanos.
- Debilidades institucionales
Adrián Chávez, ex viceministro técnico de salud, explica que el sistema de salud público enfrenta una serie de debilidades instituciones, que se ve reflejado en la poca experiencia que hay para negociar con farmacéuticas hasta en la baja ejecución de los recursos asignados para la pandemia.
Estos factores se abordaron en una citación que sostuvo la ministra de salud, Amelia Flores, con diputados al Congreso de la República, quienes cuestionaron pormenores del contrato que se firmó con Rusia, por medio del cual se exime de responsabilidades al fabricante por los retrasos que se incurra en la entrega de la vacuna.
“Este año ofrecieron hacer entrega de la totalidad de vacunas y para mí este año es 2021, pero no hay un cronograma establecido”, reconoció la ministra.
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- Retrasos en Covax
El presidente Alejandro Giammattei ha reprochado en múltiples ocasiones los retrasos en la llegada de las vacunas mediante el mecanismo Covax, que administra la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
Sin embargo, Marc Rondy, asesor de Inmunización y Punto Focal para Vigilancia COVID-19 de la OPS/OMS, explica para el mecanismo Covax ha sido un desafío negociar entre los productores de la vacuna y 190 países. Además, el mecanismo compite directamente con la compras directas que realizan los países más ricos del mundo, lo cual, en algunos casos, “dificulta la asignación justa y equitativa de vacunas imponiendo un proteccionismo nacional”.
Asimismo, al ser un producto nuevo, los fabricantes están incurriendo en una entre oportuna.
Rondy dijo que la vacunación debe alcanzar a todos los Estados, sin importar el tamaño de sus economías. “Sabemos que proteger solamente a los países de altos ingresos no pondrá fin a la pandemia. Debemos asegurar que las vacunas contra la COVID-19 sean asequibles y accesibles para todos los países”.
En ese escenario, países con economías como la de Guatemala quedan en desventaja.
- Falta de claridad en la información
El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) no ha informado con claridad las etapas en las que se encuentran los procesos de compra ni las dificultades que tiene el gobierno para adquirir la vacuna.
Lo anterior ha provocado que la población se genere falsas expectativas respecto a la fecha de llegada de las vacunas y la inconformidad social aumente, apuntan expertos de la salud.
De momento, el único contrato que el gobierno ha firmado de forma bilateral para la compra de vacuna es con el Fondo Ruso de Inversión Directa para 16 millones de dosis. Las primeras 50 mil se fueron ofrecidas para el miércoles y semanalmente se indicó que aumentarían los envíos, pero hasta no tenerlas, no hay ninguna certeza.