Guatemala
Diputados acumulan nueve sesiones extraordinarias sin acuerdos, aunque cobran salario aumentado
Analistas consideran que la inasistencia podría responder al interés de evitar una discusión pública sobre la reducción de sueldos.
Analistas destacan que se perciba ausencia tanto de diputados de oposición como de oficialistas. Fotografía: Prensa Libre (Esvin García).
En el Congreso de la República se ha vuelto habitual que las sesiones plenarias fracasen por la falta de quórum. Así ocurrió de nuevo este martes 8 de julio, cuando dos convocatorias no lograron avanzar.
La primera sesión tenía como objetivo continuar con la interpelación al ministro de Salud; la segunda, cumplir con diversas elecciones pendientes en el Legislativo.
Sin embargo, ante la escasa asistencia, el presidente del Congreso, Nery Ramos, suspendió ambas sesiones y se retiró sin brindar declaraciones a la prensa.
Durante las nueve sesiones extraordinarias convocadas por Ramos apenas se ha logrado iniciar el pleno. Se leen algunas iniciativas, pero los asuntos sustantivos siguen sin tratarse.
Entre los puntos pendientes figura la elección de un nuevo primer secretario de la Junta Directiva, luego de que la Corte de Constitucionalidad (CC) resolviera que la diputada Karina Paz, al ser declarada independiente, no puede integrar dicho órgano.
También sigue sin resolverse la elección del director titular y suplente de la Superintendencia de Competencia, entidad que deberá investigar y sancionar prácticas anticompetitivas.
Aunque son temas clave para el próximo periodo de sesiones ordinarias —que comenzará en agosto— y para la entrada en funciones de la superintendencia —que debió integrarse el 21 de junio—, los desacuerdos persisten entre los legisladores.
Evadir el debate salarial
La semana pasada, Ramos afirmó que ciertos diputados bloquean la agenda acordada, lo que generó un cruce de declaraciones entre oficialismo y oposición.
Analistas, sin embargo, señalan que la inasistencia no responde a un grupo en específico, sino a una conducta generalizada en el pleno. Incluso, consideran que hay motivaciones económicas detrás.
Desde hace cinco meses, los diputados perciben salarios de Q61 mil 300; el presidente del Congreso recibe Q97 mil 300 mensuales.
Francisco Quezada, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), considera que algunos congresistas podrían evitar integrarse al pleno para impedir que otros promuevan una discusión que evidencie públicamente a quienes defienden ese aumento salarial, que, a su juicio, es injustificado.
Aunque el debate termine ratificando el aumento, permitiría identificar a quienes “lo defienden”, añadió.
Rubén Hidalgo, director del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), coincide en que el incremento salarial beneficia tanto a oficialistas como a opositores.
“Quizá temen que, al haber suficiente asistencia, se proponga una reducción de salarios y queden expuestos ante la población quienes se oponen”, dijo.
Directiva desconocida
Otro factor detrás de las sesiones fallidas podría ser el rechazo hacia la actual Junta Directiva. Algunos legisladores ya no la reconocen y no están dispuestos a negociar una eventual reelección para el período 2026-2027.
“No sé qué temas impiden los consensos, pero el desconocimiento hacia la Directiva ya es evidente. Faltan meses para elegir una nueva, pero ya desconocen a la actual”, comentó Quezada.
Por su parte, Hidalgo considera que, aunque las agendas logren cierto consenso previo, no se concretan, pues muchos diputados solo asisten si los puntos a tratar les representan algún beneficio.
“Lo que ocurre en el Congreso refleja el empobrecimiento del sentido político de sus miembros. No hay voluntad de hacer un buen trabajo político para la población”, aseveró.
La falta de asistencia, según Hidalgo, podría deberse a agendas poco socializadas, sin asuntos de interés sectorial, o bien a un rechazo hacia propuestas impulsadas por una Directiva vinculada al Organismo Ejecutivo.
El próximo 1 de agosto comienza el segundo periodo de sesiones ordinarias en el Congreso, pero los analistas ven poco probable un cambio en su dinámica de trabajo. Por el contrario, prevén que las convocatorias sigan siendo fallidas.



