Creo que estamos viviendo una anormalidad. La vida política no está actuando conforme lo que el país necesita y lo que las leyes establecen. —Los políticos— se preocupan por un tema que normalmente en otros países llevan muy poco tiempo, tres meses en Chile y 30 días en Europa, por ejemplo.
Pero lo que ocurre acá creo que será igual a la campaña pasada. Desde un año antes se da esa insistencia perversa. En todo caso, no es una expresión democrática la campaña electoral anticipada; no es ciudadanía.
En este momento, la campaña es quién pinta más piedras, como si las piedras hablaran o votaran.
¿Cómo cree que percibe la población la precampaña y que ningún partido respeta las leyes?
Debe haber más, pero veo dos tipos de ciudadanos. Un sector pobre, que con las campañas electorales se benefician más o menos, porque recogen su gorrita o su camiseta o porque encuentran trabajo.
El otro es, diríamos, las clases medias urbanas. No pueden desentenderse de la campaña, pero tampoco se involucran.
Y después de la convocatoria a elecciones, ¿cómo se puede vaticinar la campaña?
Le van a imprimir un estilo de campaña muy activo y feroz. Es estar machacando todos los días en la televisión y radio el nombre de los candidatos o la figura de alguna interacción tipo partidaria. Esta situación lo que hace es que haya más dinero, lo cual hace que el voto guatemalteco sea el más caro.
Mantener esa campaña durante año y medio nos hace formular una pregunta: ¿de dónde sale el dinero de estas campañas?
Se trata de que la psicología electoral es confundida y convertida en una campaña de quien tiene más dinero.
¿Qué retos tendrían los nuevos magistrados del Tribunal Supremo Electoral de cara a los comicios?
Como son personas que conocen de ley y política, creo que son buenos candidatos. Es de esperar que hagan un papel mejor, sobre todo haciendo lo que los otros no hicieron. Por ejemplo, no dejar que la campaña electoral se adelante.
¿Qué reformas a la Ley Electoral deben aprobarse?
Hay varias pendientes. Ya no da tiempo para aprobarlas para el próximo año, pero debería castigarse la infidelidad electoral. Es importante hablar de la reelección. Creo que es válido que un diputado se reelija una vez, pero no cinco veces.
¿Cómo ve la oferta política? ¿a los precandidatos presidenciales?
Yo la veo mala. Es como que en una pastelería durante cuatro años han tenido los mismos pasteles y volovanes. Ahora, en la misma vitrina, pero con diferentes colores, aparecen los mismos volovanes y pasteles.
Uno ya sabe a qué saben, a pesar de que los cambien de lugar en la vitrina, pero ¿qué cambió? Es decir, no hay precandidatos nuevos, uno ya los conoce. Me parece que las candidaturas que se adelantaron mucho corren el riesgo de perder votos.
El partido Líder ha denunciado una estrategia para que Manuel Baldizón no llegue al poder. ¿Lo ve así?
No es una estrategia, pero de que hay mucha gente que no quiere a Manuel Baldizón, es cierto. Hay fuerzas que no lo quieren. Ha hecho mítines, me han dicho, todos los fines de semana; que las carreteras están llenas de propaganda y que si está haciendo eso, ahí sí gana votos.
¿Considera que el Gobierno promueve la imagen de Alejandro Sinibaldi, ministro de Comunicaciones?
Es una promoción muy débil, pero no se ve un apoyo fuerte hacia él. Es probable que tenga el apoyo del presidente, pero no del partido en sí.