Nadie duda que el encierro y la imposibilidad de asistir a clases presenciales ha afectado el bienestar de la niñez. Los confinamientos y restricciones de movimiento impuestas por la pandemia de la covid-19 privó a menores de edad convivir con su familia, amigos, de asistir a las aulas y de la recreación, lo cual dejará una “huella imborrable” en su salud mental, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a inicios de este mes.
A nivel nacional, no se ha medido el impacto de la pandemia en la salud mental de este grupo poblacional por falta de estudios científicos, apunta Otto Rivera, del Observatorio de los Derechos de la Niñez (Ciprodeni). Pero la afectación es perceptible al mantener una conversación con los infantes, ya que muchos dicen extrañar la convivencia con sus compañeros.
Ahora bien, para asegurar que durante la pandemia más más niños se han suicidado en Guatemala con relación a años anteriores se necesita hacer un diagnóstico partiendo de estadísticas oficiales, como las que genera el Registro Nacional de las Personas (Renap).
Pero, a la luz de los datos, no hay evidencia que demuestre que más niñez se está suicidando con relación a 2018 o 2019, años prepandemia. Esto contradice al presidente Alejandro Giammattei, quien ha dicho que el apartamiento ha motivado a más niños a quitarse la vida durante 2021.