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El ángel del Liceo

Una de las insignias del Liceo Guatemala es la figura de un ángel de bronce que sostiene una antorcha en la parte más alta del edificio principal de dicha institución educativa.

La figura de bronce fue traída de Nueva Orleans. (Foto: Hemeroteca PL)

La figura de bronce fue traída de Nueva Orleans. (Foto: Hemeroteca PL)

Los maristas le llaman el ángel de la luz. De lejos se ve pequeño, pero en realidad es imponente, tiene poco más de dos metros de altura.

Este monumento, al principio, fue colocado en la Plaza Reyna Barrios o Plazuela Once de Marzo, una zona de esparcimiento del Cantón La Exposición. Allí se encuentra actualmente la Plaza de la República —7a. avenida sur, frente a la sede central del Banco Industrial, zona 4—, donde se erige una escultura de Max Leiva —tres figuras que sostienen un obelisco—.

El ángel del Liceo, como ahora se le conoce, era parte del Monumento al Ferrocarril, también llamado De la Fama. Este conmemoraba la construcción del Ferrocarril Interoceánico, refiere Miguel Álvarez, cronista de la Ciudad de Guatemala.

La escultura original, a cargo del argentino Luis Augusto Fontaine, era estilo art nouveau, medía alrededor de 12 metros de altura y tenía una pileta elíptica desde la cual se levantaba un promontorio de piedras. El peñasco era coronado por un ángel de sexo femenino que sostenía una trompeta.

Esta figura, que según la mitología griega representa la fama, fue traída desde Nueva Orleans.

“La estructura simbolizaba la unión entre la naturaleza y el progreso de la civilización”, señala una edición de 1912 del Diario de Centro América.

La obra se mandó a retirar en 1934 y se trasladó al barrio La Palmita. Luego, algunas partes fueron llevadas a la Avenida de La Reforma, donde permaneció  por un tiempo, abandonada y descuidada.

La transformación del ángel

Sobre la capilla de la casa central, del Liceo Guatemala, se construyó una torre de 35 metros de altura. Alfredo Obiols, encargado del proyecto, pensó en colocarle una cruz, pero el hermano Rodolfo Rodríguez, uno de los fundadores de la obra marista en Guatemala, propuso colocar el Ángel de la Fama, que estaba en el olvido.

En 1956, tras el consentimiento municipal, la angelita pasó al Liceo. Antes de instalar la figura, los maristas encargaron dos cambios al escultor Tinetti. Uno fue quitarle la trompeta y ponerle una antorcha. El otro, quitarle los pechos,  por la visión conservadora de la época.

El nuevo ángel estuvo en la torre por casi 20 años, hasta que se desplomó durante el terremoto del 4 de febrero de 1976. La figura de bronce sobrevivió a la caída y se instaló de nuevo, esta vez en la parte más alta del edificio principal del Liceo, donde permanece hasta ahora.

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