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Nueva Guatemala de la Asunción cumple 242 años en la Ermita

El 2 de enero de 1776 se realiza el primer cabildo del noble Ayuntamiento de Guatemala en un rancho pajizo ubicado en el viejo pueblo de la Ermita. Quedaba establecida en su actual emplazamiento la vieja ciudad de Santiago, con una nueva denominación: Nueva Guatemala de la Asución.

En este sitio se realizó el primer cabildo de la ciudad el 2 de enero de 1776 hoy es el Barrio de la Parroquia. (Foto: Hemeroteca PL)

En este sitio se realizó el primer cabildo de la ciudad el 2 de enero de 1776 hoy es el Barrio de la Parroquia. (Foto: Hemeroteca PL)

Un aspecto que crea confusión es el de afirmar que la actual ciudad capital es una nueva ciudad, de acuerdo con el cronista de la ciudad, Miguel Álvarez, el hecho de 1776 fue un traslado, no una fundación. 

Esto se afirma en los documentos de la época y en la cédula del Rey Carlos III que autoriza el traslado de la ciudad al Valle de la Ermita “con todos los patronazgos, honores y prerrogativas”. 

El motivo de este traslado fue una tragedia, acontecida el 29 de julio de 1773 en el que la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala quedó reducida a escombros por un fuerte terremoto. La capital del Reino y hoy de la República de Guatemala parecía estar signada por la tragedia que dificultaba lograr su consolidación como centro de convergencia del país.

Un viejo intento por trasladar a otro sitio a la antigua capital asentada en el Valle de Panchoy, había fracasado en 1717 tras producirse una serie de fuertes temblores que la arruinaron. 

Pero sería la catástrofe de 1773 (Terremotos de Santa Marta) lo que determinaría en definitiva el traslado al Valle de la Virgen, no obstante la pugna desatada entre quienes estaban a favor del traslado y quienes se negaban. 

Dos años después y tras largas luchas sostenidas, la victoria del Capitán general don Martín de Mayorga logró conseguir la aprobación real para el traslado de la ciudad a este emplazamiento. 

Desde el 9 de diciembre de 1775, el capitán general había notificado a las personas que formaban el Ayuntamiento el deber en que estaban de trasladarse a la Ermita, sin excusas ni pretextos. Muchos de ellos, con sus limitaciones físicas, por la edad y el desgaste político obedecieron y comenzaron el traslado en lo que quedaba de dicho año.

Ese mes de diciembre muchos vecinos se habían trasladado al Valle de la Ermita. Por el lado de la Parroquia Vieja se levantaron las primeras casas de consideración y los ingenieros preparaban sus planos y disposiciones para la vida urbana.

Opciones para el traslado

Tres sitios fueron seleccionados tentativamente, a saber: los llanos de Chimaltenango, los llanos de Jalapa o el valle de La Ermita. El gobernador, sin dilacio?n, se decidio? por el u?ltimo lugar.

Por ese entonces tenla la direccio?n suprema de la Iglesia — con gran potestad en asuntos de gobierno— el doctor Pedro Corte?s y Larraz, arzobispo de Guatemala y quien alegando la existencia de intereses en la intencio?n de trasladar la ciudad, se , opuso tenazmente a la decisio?n de Mayorga, con lo cual, seguidos cada quien por sus grupos, se entablo? una pugna en la que los partidarios del traslado recibieron el nombre de “traslacionistas” y los que se manifestaban por quedarse la denominacio?n de “terronistas”.

La controversia tenla su fondo, por cuanto no cabe duda que los razonamientos de los “terronistas” no dejaban de estar en lo cierto al asegurar que se proponi?a el traslado para evadir pagos a favor del clero, aunque el celo de e?ste era perder sus posesiones, grandes por cierto, y que recupero? en el nuevo asentamiento, aunque un siglo despue?s, con La Reforma, el estado hiciera devolver las mismas, al parecer en forma definitiva.

Tambie?n se alegaba, con acertada suspicacia, que quienes no teni?an tierras en el territorio de la dan?ada ciudad vei?an buenas perspectivas en ese sentido con el traslado, sen?ala?ndose como uno de los principales interesados en ese aspecto al propio gobernador.

Características de la nueva ciudad

Los planos del proyecto de la ciudad detallaban lo siguiente: “Se comprará el terreno de dos, tres o cuatro leguas cuadradas (12 kilómetros), por cuenta de la caja real, para emplazar la nueva ciudad”. “La plaza mayor, plazuela y calles tendrán más extensión y capacidad, especialmente las últimas, según lo permita el terreno, ya tirándose a cordel como lo estaban las más en la destruida ciudad, tenga el ancho de diez y seis varas cuanto menos, precaviendo por este medio cualquier inopinado suceso”. 

El documento indicaba también que se concedería gratuitamente terrenos a las comunidades, iglesias matrices y filiales, de igual manera como estaban en la vieja Guatemala. La disposición también aplicaba a los vecinos de la ciudad al concederseles en forma gratuita los mismos terrenos.

En el proyecto se contemplaba además que la demarcación o delineación de la ciudad fuera substancialmente la misma que tenía en el valle de Panchoy.

La cuestión del centro de la ciudad fue considerada de importancia y el ayuntamiento acordó dirigirse al gobierno superior para que los ingenieros que hacían la delineación, informaran dónde se fijaría y así el maestro de obras pudiera hacer los estudios correspondientes.

En principio la delineación dió como centro de la ciudad al lugar donde hoy se encuentra el Parque Infantil Colón, pero nuevos estudios dispusieron situarlo en su actual ubicación, de acuerdo con los trazos del ingeniero Luis Diez de Navarro. 

Acta histórica

La mañana del 2 de enero de 1776, el propio capitán general, a la cabeza del Noble Ayuntamiento, declaró el establecimiento de la ciudad en la Ermita, se reunieron por primera vez frente a la Iglesia, que tenía el título de la Asunción de Nuestra Señora, erigida en parroquia desde 1671 y se levantó el acta de rigor en cuya parte decía:

“En este Establecimiento Provisional de la Ermita, a dos de enero de mil setecientos setenta y seis an?os, justos, y congregados en un rancho, sito en este mismo Establecimiento, a saber: los sen?ores Alcaldes ordinarios con depo?sito de vara, don Manuel de Batres, Alfe?rez Real; y don Ventura de Na?jera, Regidor; y los dema?s sen?ores don Basilio Vicente Roma?, Alguacil Mayor; don Miguel de Coronado, Receptor de Penas de Ca?maras; don Juan Fermi?n Aycinena, Depositario General; y don Felipe Manrique de Guzma?n, en haz del sen?or Si?ndico, don Juan Antonio de la Pen?a, de orden del ilustri?simo sen?or Presidente Gobernador y Capitán General de este Reyno, a fin de hacerle saber varias providencias del Gobierno.

En efecto, se le hizo saber un auto, en que a pedimento, del señor Fiscal, y voto consultivo del Real Acuerdo, se manda, que ninguno de los individuos que componen este Noble Ayuntamiento, salga de este Establecimiento; que nombre dos Regidores para que corran con la introducción del agua, y fábrica de cañerías en la nueva ciudad; otros dos para las casas de Cabildo y su Cárcel; otros dos para la provisión de víveres en este Establecimiento, y el sitio donde se haya de plantar la nueva Ciudad.

Otro precisamente para la provisión de carnes. Y otro para el aseo de calles, de este mismo Establecimiento, con otras providencias conducentes al efecto; de que enterado el Cabildo, pidió testimonio, para cumplirlo y tenerlo presente”. 

La plaza de la Asunción era una típica plazoleta de pueblo, donde tenían lugar las ventas de frutas de la tierra que llevaban los indígenas de Chinautla, de Petapa, de Mixco, de Sacatepéquez; comercios magros que abastecerían al pequeño vecindario de 3 mil personas, la primera población de la ciudad.

Los primeros edificios que se construyeron fueron el ayuntamiento, la Universidad, el hospital San Juan de Dios, algunos conventos, beaterios y otros.

En los primeros meses de 1776, se formalizaron todos los planes para elegir la nueva ciudad y una ardua labor a instancias del gobernador Mayorga, promovió la cimentacion de la Nueva Guatemala de la Asunción, asentada en el Valle de la Virgen o de la Ermita.

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