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Simbología de tradición

La Semana Santa es una de las pocas celebraciones religiosas mundiales que por su carga mística, llena de símbolos y fervor, resulta esperada, placentera y mucho mejor organizada.

La cruz pasó de ser de un signo de muerte a uno de vida. Veneración en Filipinas. (Foto: EFE)

La cruz pasó de ser de un signo de muerte a uno de vida. Veneración en Filipinas. (Foto: EFE)

Toda la iconografía de la conmemoración gira alrededor de la pascua judía y la cristiana.Desde Europa hasta América, la cruz, el cordero, el pan y el vino representan los pactos de fe entre Dios y los hombres.

La Semana Mayor es una conmemoración global, ya que representa el inicio de la fe cristiana, con la Resurrección de Jesús. Es a este suceso histórico al que se le denomina Pascua. Para los judíos simboliza el recuerdo de la liberación de Egipto, el paso del Mar Rojo. “Ellos la celebran una semana después de nuestra Semana Santa”, explica el sacerdote Aníbal Álvarez.

Para los católicos, las festividades comienzan el Domingo de Ramos y culminan el Domingo de Resurrección. En cientos de países, el lunes de Pascua también es día de recogimiento.

La colectividad, compuesta por cofrades y cucuruchos, une sus peticiones a actos de fervor como días de duelo o vía crucis, en América, vigilias, cortejos procesionales y ayuno. Estos rituales, los más representativos de la época, han convertido en destinos turísticos a países como España, sobre todo Málaga, Cádiz y Murcia, que se definen perfectamente en anecdotarios como el de Antonio Burgos. Y la mayoría de América.

Íconos

Existen símbolos que unen la conmemoración en el mundo, todos basados en la Biblia, según Álvarez. El punto de partida es el significado de los días. Los más importantes son los que aluden a la Pasión y Resurrección. Se trata del Triduo Pascual, que comprende desde la tarde del Jueves Santo hasta la madrugada del Domingo de Resurrección. Luego sigue toda la simbología que acompaña el guardar cada uno de esos días.

El pan y el vino son símbolos del Jueves Santo, una tarde en que la misa y el color blanco son los protagonistas. Estos elementos figuran el cuerpo y la sangre de Jesús para recordarlo en la eucaristía. El pan ázimo y el vino son parte de la pascua judía, que recordó Jesús en la Última Cena. Para los cristianos, Jesús se convirtió en el Cordero de Dios (Jn 1,29) que derramó y ofreció su sangre en la cruz.

El lavatorio de pies (Jn 13,1-20) se lleva a cabo el Jueves Santo por la noche, y representa ponerse al servicio de los demás y humillarse ante el mundo, como lo hizo Jesús.

La cruz comienza con el simbolismo de la Pasión del Viernes Santo, día que empieza de rojo y culmina de negro. Se exponen en andas procesionales los cristos yacentes. La cruz pasó a ser símbolo de protección de los cristianos (Sal 22,4), luego de que era el oprobio mayor de la época de Cristo. Significa, además, el peso de las tribulaciones de quienes ese día hacen penitencia por sus pecados (Mt 10,38 y Lc 9,23). La cruz pasa de ser instrumento de muerte a símbolo de vida.

La corona de espinas, el látigo, los clavos, la lanza y la caña con vinagre, son elementos de la Pasión que se representan en vivo en muchas comunidades del mundo, sobre todo en el cono sur de América.
Los símbolos de la luz recuerdan que una época sombría va seguida de otra luminosa. La luz es el fin de la ignorancia, y Jesús es la luz del mundo (Jn 8,12). Se representa con el cirio pascual en la vigilia del Sábado Santo.

Por último, la comida. La mayoría de platillos propios de estas fechas son de origen árabe e ibérico.

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