El descontento entre los comerciantes alcanzó su punto más alto la noche anterior cuando centenares de pequeños vendedores principiaron a levantar sus tiendas en las cuadras de la quinta avenida, comprendidas entre la 15 y 18 calles de la zona 1.
Esta fue la primera vez que dichos lugares fueron dados para ventas callejeras en gran escala.
Los comerciantes de almacenes de la quinta, manifestaron que la medida del presidente les perjudicaba porque les ponía a sus puertas una competencia, para ellos totalmente desventajosa, y a la cual no podían hacer frente. Ante tal situación presentarían un recurso de amparo contra la disposición.
La medida afectaría a establecimientos de distinta clase, panaderías, farmacias, almacenes de ropa, almacenes de regalos, etc. Algunos dueños de negocios manifestaron que para favorecer a los vendedores ambulantes no era indispensable perjudicar al comercio serio, debidamente autorizado por la ley.
Además del descontento de los comerciantes, las ventas impedían la libre circulación de los vehículos.
Los negocios perjudicados llegaba a la suma de cincuenta. Algunos de ellos eran: Coto Escobar, El Monito, Incatecu, Centro Plástico, Regalos Lys, Almacén René, Almacén para Todos, Quinta Avenida, el Ángel, entre otros.
En parques
En el congreso de la República, la disposición de las autoridades del Ejecutivo suscitó diversos comentarios. Algunos diputados expresaron que se les podría ceder temporalmente a los vendedores, las instalaciones del parque de La Industria, la placita quemada y hasta los parques y estimaron que era inconveniente utilizar las vías públicas.