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¿Se está acabando el agua dulce en el mundo?

La próxima vez que abras una lata de refresco, piensa de dónde vino el agua que contiene.

Una lata india de Coca-Cola incluye agua de lluvia tratada, mientras que la de Maldivas puede haber sido agua de mar.

La razón por la que el líquido debe venir de fuentes tan diferentes es simple: hay una crisis global de agua potable.

Dado que el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, y ese volumen permanece constante (1 mil 386 millones de kilómetros cúbicos), ¿cómo es posible que haya escasez de agua?

Presiones y demandas

Bueno, el 97.5% es agua de mar no apta para el consumo humano y tanto las poblaciones como las temperaturas están aumentando continuamente.

Se prevé que la demanda mundial de agua se incrementará en un 55% entre 2000 y 2050.

Gran parte está impulsada por la agricultura, que representa el 70% del consumo mundial de agua dulce. Y la producción de alimentos tendrá que crecer un 69% para 2035 si queremos satisfacer las necesidades de la población.

También se estima que la extracción de agua con fines energéticos, utilizada para centrales de refrigeración, va a aumentar en más del 20%.

A la vez, según un estudio dirigido por la NASA, muchas de las fuentes de agua dulce del mundo están siendo drenadas más rápido de lo que se están reponiendo.

De las principales reservas acuíferas del mundo (yacimientos subterráneos llenos de grava y arena), 21 de 37 están disminuyendo, desde India y China hasta Estados Unidos y Francia. La Cuenca del Ganges se está agotando en un estimado de 6.31 centímetros cada año, debido a la población y las demandas de riego.

Jay Famiglietti, científico experto en agua de la NASA, advierte de que “la capa freática está cayendo por todo el mundo”.

“No hay un suministro infinito de agua”, dice.

México y California

La Ciudad de México, construida sobre antiguos lechos lacustres, ahora se hunde en algunas áreas a una velocidad de 22.85 centímetros al año.

Como la ciudad aprovecha del acuífero subterráneo, el efecto es como beber un batido de leche a través de un sorbete.

La capital mexicana importa el 40% del líquido y Ramón Aguirre Díaz, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, ha culpado de la situación a “lluvias más intensas y pesadas, lo que significa más inundaciones, pero también sequías más largas”.

Algo similar ocurre en California.

De 2011 a 2016, el estado sufrió su peor sequía en mil 200 años. Sus principales recursos acuíferos disminuyeron a un ritmo combinado de 19 billones de litros por año, y aproximadamente mil 900 pozos se secaron.

Luego, en los primeros tres meses de 2017, cayeron precipitaciones un 228% por encima del nivel normal debido al cambio climático, señalan los científicos.

Sin embargo, incluso cuando una sequía termina tan espectacularmente como la de California, los acuíferos subterráneos no se vuelven a llenar repentinamente.

Según Famiglietti, en California se necesitarían cuatro años de lluvia por encima del promedio para que eso suceda. E incluso entonces, “California seguirá perdiendo agua; el estado simplemente no tiene suficiente agua para hacer todas las cosas que quiere hacer”.

Las consecuencias

¿Pero qué más podría significar todo esto, más allá del hecho de que nuestro suministro de agua potable podría estar muy limitado?

Algunas hipótesis sugieren que la mayor escasez de agua en todo el mundo dará lugar a guerras.

La actual guerra civil siria ha sido citada como ejemplo reciente de ello por muchos, entre ellos Peter Engelke, investigador del Consejo Atlántico, con sede en Washington.

“Entre 2007 y 2010, Siria experimentó una de las peores sequías de su historia. Su efecto fue diezmar a las comunidades rurales y expulsar a cientos de miles de personas de las tierras y ciudades de Siria, donde fueron marginadas”, señala.

Anders Berntell, director ejecutivo de 2030 Water Resources Group, un organismo multisectorial de recursos hídricos, también sugiere un vínculo con Boko Haram y Al Shabab, ya que los jóvenes “se dan cuenta de que, como resultado de la falta de recursos naturales, las tierras degradadas y la falta de agua no hay oportunidades de subsistencia”.

“No hay futuro para ellos. Se convierten en blanco fácil”, agrega Berntell. Son más fáciles de radicalizar.

Todo esto podría predecir un futuro sombrío. Pero algunas naciones han creado soluciones. Y es impresionante lo que el resto del mundo puede aprender.

Lecciones globales

Por ejemplo, Australia sobrevivió a su “sequía del milenio”, de 1997 a 2009, mediante la aplicación rápida de medidas que redujeron a la mitad el uso comercial y residencial del agua.

Australia es el modelo de referencia”, dice Richard Damania, economista encargado de Práctica Global de Agua del Banco Mundial; la clave era ponerle un precio al agua y convertirla en un producto comercializable.

Otro modelo es Israel, que considera la disponibilidad de agua como una cuestión de seguridad nacional.

Mediante el reciclaje de aguas residuales, incluyendo las domésticas, la instalación de tratamiento de aguas residuales de Shafdan cerca de Tel Aviv suministra aproximadamente 140 millones de metros cúbicos de agua al año para uso agrícola, cubriendo unas 20 mil 234 hectáreas de tierras de regadío.

Más del 40% de las necesidades agrícolas de agua de Israel son ahora abastecidas con aguas residuales.

El lodo residual también se envía a una planta de digestión anaeróbica, que utiliza el metano como combustible para producir energía renovable.

Los sistemas de tratamiento de agua de Israel recuperan el 86% del agua que cae por el desagüe; el país que le sigue, España, recicla sólo el 19%.

Israel es también líder mundial en la desalinización, o sea, en convertir el agua de mar en potable. Más de la mitad del agua potable de Israel proviene ahora de la desalinización.

Posibles soluciones

¿Puede el mundo simplemente desalinizar como salida a la crisis de agua dulce? Es improbable, dice Damania.

“En promedio es de cinco a siete veces más caro. El gasto energético es enorme, y tienes que hacer algo con la sal”, dice.

Y pone como ejemplo lo que ha sucedido en dos zonas que dependen mucho de la desalinización como Kuwait y Dubái.

“Si observas imágenes aéreas alrededor de las costas, verás los estragos causados a los ecosistemas marinos. Dado los costos, tanto económicos como ecológicos, es sólo una solución de boutique en lugares muy ricos”.

Una respuesta más simple y más barata es recoger agua de lluvia.

El tanque de recogida de aguas pluviales más grande de Melbourne puede almacenar cuatro millones de litros de agua parcialmente tratada.

Autoridades de Kerala, Bermuda y las Islas Vírgenes de Estados Unidos requieren que todos los edificios nuevos incorporen la recolección de agua de lluvia, mientras que Singapur satisface hasta el 30% de sus necesidades de agua potable de este modo.

Incluso en Manchester, Inglaterra, donde llueve en promedio 12 días al mes, se están haciendo esfuerzos para recolectar la lluvia.

Debido a las presiones de costos, las empresas podrían ser un factor aún mayor que los gobiernos para lograr eficiencia del agua.

En Coca-Cola, Greg Koch, director de Administrador Global del Agua, está de acuerdo en que hay “intereses creados”.

“Acabamos de abrir una planta de US$100 millones en Camboya, una planta de US$60 millones en Bangladesh. Queremos que estén allí durante décadas y sirvan a un mercado contiguo, así que tenemos que actuar”, señala.

Esto ha incluido la instalación de las últimas técnicas de riego por goteo en granjas que comparten los mismos acuíferos que Coca-Cola, independientemente de si son proveedores directos o no de la compañía.

Cualquiera que sea el modelo efectivo de conservación de agua dulce que obtengamos, necesitamos encontrar uno. Y más temprano que tarde.

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