Internacional

Brasil también afronta caos social y político

Brasil amaneció con varias vías bloqueadas, en el día que el Senado decide el futuro del presidente Michel Temer, acusado de corrupción. 

Decenas de manifestantes bloquean calles en Guarulhos, Brasil. (Foto Prensa Libre: EFE)

Decenas de manifestantes bloquean calles en Guarulhos, Brasil. (Foto Prensa Libre: EFE)

Decenas de manifestantes bloquearon este miércoles tres de las principales vías de acceso a Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, para pedir la aceptación de la denuncia por corrupción activa contra el presidente del país, Michel Temer, que debe ser votada en la Cámara de Diputados.


Los bloqueos afectaron a primera hora de la mañana a la carretera Régis Bittencourt, entre los términos municipales de Embu das Artes y Taboo da Serra, la carretera Anchieta, a la altura de Sao Bernardo do Campo, y la Presidente Dutra, cerca del municipio de Guarulhos.

En ellas, los manifestantes colocaron neumáticos y los quemaron en el medio de la pista, impidiendo la circulación de vehículos.

Los bomberos apagaron el fuego en los tres bloqueos y permitieron que los vehículos volvieran a circular por la pista.

81% de brasileños está de acuerdo con enjuiciar a Temer, según sondeos.


Las tres protestas pedían que la Cámara de Diputados autorice este miércoles en una votación que la Corte Suprema abra un juicio penal contra Temer por corrupción pasiva.

En tal caso, el mandatario sería suspendido del cargo durante 180 días y destituido si al cabo del proceso fuera declarado culpable.

Esa votación, como admitió el Supremo, tendría un carácter netamente político, un terreno favorable a Temer y a su mayoritaria base parlamentaria, que precisa el apoyo de sólo 172 de los 513 diputados para que la denuncia sea archivada.

Según los cálculos del Gobierno, el oficialismo cuenta por lo menos con 250 votos, lo que haría inviable el esfuerzo de la minoritaria oposición, que deberá reunir una mayoría cualificada de dos tercios para dar curso a la denuncia.

Temer fue denunciado por la Fiscalía tras las confesiones de directivos del grupo JBS, que han dicho que sobornan a Temer desde 2010 y que han seguido haciéndolo una vez que llegó al poder.