Por su lado, Donald Trump expresó su esperanza de lograr “una relación extraordinaria”, declaró Trump ante Putin. “Llevarse bien con Rusia es algo bueno, no es algo malo”, agregó, sentado al lado de su par ruso.
En la agenda figura la reunión cara a cara sólo ante sus respectivos traductores, un almuerzo de trabajo con sus equipos y una conferencia de prensa conjunta.
Trump y su esposa Melania, que llegaron a Helsinki el domingo, comenzaron la jornada desayunando con el presidente finlandés Sauli Niinistö y su esposa Jenni Haukio.
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El multimillonario estadounidense, que lleva 18 meses en la Casa Blanca, espera entablar una relación personal con el exoficial del KGB, que dirige Rusia desde el año 2000. Pero resulta difícil predecir qué tono adoptará Trump, conocido por su tendencia a la provocación.
Muchos diplomáticos y analistas temen que el presidente estadounidense haga una serie de concesiones a Putin, en cuestiones como la guerra en Siria o la anexión de Crimea por Rusia.
Pocas horas antes de la cumbre, Trump afirmó en un sorprendente tuit que las tensas relaciones entre Washington y Moscú se deben a “la caza de brujas” del FBI, que investiga la influencia rusa en las presidenciales estadounidenses de 2016.
El presidente republicano también dedicó reproches a su predecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, acusándole de no haber reaccionado antes al caso.
“Creo en tener reuniones con Rusia, China, Corea del Norte. Nada malo va a resultar de eso y tal vez salga algo bueno”, declaró Trump el domingo en una entrevista para CBS, en la que reconoció que acude a su cita con Putin con “bajas expectativas”.
Putin por su parte no reveló sus expectativas ni sus objetivos sobre la cumbre con Trump.
“El estado de las relaciones bilaterales es muy malo”, dijo su consejero, Yuri Ushakov. “Debemos empezar a restablecerlas”, añadió.
La importancia de Siria
Siria tendrá seguramente un lugar destacado en las conversaciones entre los dos dirigentes.
Trump está impaciente por distanciarse de ese conflicto y retirar a las tropas estadounidenses desplegadas en el país.
Por el contrario, Rusia, que interviene en apoyo del régimen de Bashar Al Asad desde 2015, tiene más que nunca intención de desempeñar un papel clave en Siria.
Ambos líderes tienen cita a primera hora de la tarde en el palacio presidencial, en el centro de la capital finlandesa, que tiene una larga tradición de acogida de las cumbres Este-Oeste.
Se reunirán primero a solas con sus intérpretes en el palacio presidencial, antes de sumarse a sus delegaciones respectivas para un almuerzo.
Al igual que sus predecesores demócratas y republicanos, Trump ya se entrevistó con Putin, pero esta vez el formato de su encuentro, así como el momento elegido, lo convierten en una cita aparte.
La cumbre de este lunes es la última etapa de un viaje de una semana por Europa en el que Trump atacó duramente a sus aliados, especialmente Alemania, sin criticar al presidente ruso.
“¡Totalmente listo!”
El encuentro se produce en un contexto particular, debido a la investigación realizada por el fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia rusa a favor de Trump en la campaña presidencial de 2016.
Esta vivió un nuevo episodio espectacular a tres días de la cumbre, con la imputación de 12 agentes de inteligencia rusos acusados de haber pirateado los ordenadores del Partido Demócrata estadounidense.
Trump prometió abordar el tema con su homólogo ruso, pero nadie se espera a que le pida explicaciones sobre lo ocurrido.
El inquilino de la Casa Blanca denuncia ser víctima de una “caza de brujas” en esa investigación, y en varias ocasiones pareció darle la razón a Putin, que niega cualquier interferencia en las elecciones, en contra del criterio de las agencias de inteligencia estadounidenses.
Muchos analistas temen, sin embargo, que el presidente estadounidense no se muestre bastante firme frente a Putin.
“Debemos tratar la Rusia de Putin como el Estado bandido que es”, declaró Richard Haass, presidente del laboratorio de ideas estadounidense Council on Foreign Relations, antes de la cumbre.
Es la cuarta vez que un presidente estadounidense se reúne con su homólogo ruso en Helsinki, después de los encuentros entre Gerald Ford y Leonid Brézhnev (1975), George Bush y Mijaíl Gorbachov (1990) y Bill Clinton y Boris Yeltsin (1997).
Horas antes de la cumbre entre Trump y Putin, la oenegé Human Rigts Council (HRC) iluminó el palacio presidencial de Helsinki con el eslogan “el mundo entero los mira” para denunciar las atrocidades contra los homosexuales en Chechenia.
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