Internacional

Trump admite que litigio por veto migratorio podría llegar al Supremo

El presidente de EE.UU., Donald Trump, admitió este martes que la batalla legal sobre su veto migratorio podría llegar hasta el Tribunal Supremo, aunque confió en que el litigio pueda resolverse antes porque es una medida “de sentido común” .

Trump sostiene una figura que le obsequiaron durante una reunión en el Despacho Oval. (Foto Prensa Libre:EFE).

Trump sostiene una figura que le obsequiaron durante una reunión en el Despacho Oval. (Foto Prensa Libre:EFE).

“Veremos lo que ocurre. Tenemos un caso muy importante en las cortes. Estamos bien representados”, dijo Trump en declaraciones a periodistas desde el Despacho Oval.

El mandatario se refería así a la batalla legal desatada tras la decisión de un juez federal de bloquear la aplicación del veto migratorio impuesto por Trump a los refugiados y los inmigrantes de siete países de mayoría musulmana, una suspensión que ahora es objeto de litigio en el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito.

Preguntado por hasta qué punto está dispuesto a luchar para que se restaure su veto migratorio, Trump respondió que va a defenderlo “a lo largo de todo el sistema”  legal estadounidense.

Si el tribunal de apelaciones se mostrara de acuerdo con el juez que bloqueó el decreto de Trump, al Gobierno ya solo le quedaría apelar ante el Tribunal Supremo.

“Esperemos que no tengamos que llegar a eso (al Supremo). Es (una medida de) sentido común” , subrayó el mandatario.

Trump aseguró que el Estado Islámico  (EI) ha dejado claras sus intenciones de “infiltrar”  terroristas en Estados Unidos.

“Y resulta que no se nos permite ser duros con la gente que llega? Explíquemenlo”, añadió Trump, que habló durante un acto con alguaciles del condado de varias localidades de ese país.

El bloqueo de la medida de Trump ha vuelto a abrir las puertas del país a los refugiados de todo el mundo y los inmigrantes de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen; que tenían temporalmente prohibida la entrada a EE.UU. desde el 27 de enero.

El Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, con sede en San Francisco,California , mantendrá a partir de las 23.00 GMT (17.00 hora de Guatemala) de este martes una audiencia sobre el veto migratorio.

Esa corte está presidida por un panel de tres jueces: William Canby Jr, nominado por el expresidente demócrata Jimmy Carter; Richard Clifton, nominado por el republicano George W. Bush; y Michelle Taryn Friedland, nominada por el demócrata Barack Obama.

El documento presentado ante estos jueces por el Departamento de Justicia defiende que el veto de Trump es un “ejercicio legal”  contemplado por las competencias presidenciales para garantizar la seguridad nacional.

Si el caso llega al Supremo, lo encontrará dividido entre cuatro jueces de tendencia conservadora y otros cuatro de inclinación progresista, a la espera de que el Senado estadounidense confirme al nominado de Trump para cubrir una novena plaza que lleva vacante desde hace un año, el magistrado Neil Gorsuch.

En caso de empate en el Supremo, es probable que prevaleciera la decisión tomada por la instancia inferior.

Decreto migratorio: un rompecabezas jurídico

La voluntad de Donald Trump de cerrar las fronteras de Estados Unidos a potenciales terroristas engendró un enorme rompecabezas jurídico entorno a una pregunta: Hasta dónde llegan los poderes del presidente estadounidense en materia migratoria?

 ¿Quien van a zanjar el conflicto?

La disputa podría ser resuelta por la Corte Suprema en Washington, al ser la encargada de definir el marco constitucional del Ejecutivo y de unificar la jurisprudencia.

A la espera de que ello ocurra, el caso estaba este martes en el trbunal de Apelaciones de San Francisco, que tiene prevista una audiencia a las 23H00 GMT. Cada parte dispondrá de 30 munutos para expresarse por teléfono.

Un colega de los tres magistrados de esta jurisdicción –dos nombrados por presidentes demócratas, otro nombrado por un presidente republicano — examinará la decisión del juez James Robart, quien suspendió a nivel nacional la aplicación del decreto presidencial, que prohíbe el ingreso de migrantes de siete países de mayoría musulmana por 90 días y de refugiados por 120  (para los sirios la medida es indefinida) .

Dado que es un juez federal, la decisión de Robart tiene amplio alcance y efecto en todo el territorio nacional.

Fuerzas en pugna en la corte de Apelaciones

Los demandantes principales son los estados demócratas de Washington y Minnesota  (norte) , ambos fronterizos con Canadá.

Varios grupos han presentado ante la corte documentos para apoyar la demanda contra el decreto, en especial la poderosa Unión Estadounidense de Libertades Civiles  (ACLU, por sus siglas en inglés) , el observatorio de extremismo Southern Poverty Law Center y la defensora de los refugiados HIAS.

Cerca de 300 profesores de Derecho y unas 130 empresas tecnológicas de Silicon Valley presentaron documentos legales para apoyar la decisión del juez Robart.

Adicionalmente, otros 15 estados y la capital federal de Washington anunciaron el lunes que enviaron un memorando demandando la confirmación de la decisión.

Aademás, ex altos funcionarios demócratas, como los exsecretarios de Estado John Kerry y Madeleine Allbright, y Leon Panetta, ex ministro de Defensa de Barack Obama, afirmaron en una declaracion que el decreto de la discordia erosiona la seguridad nacional.

En el bando opuesto están el presidente Trump y su gobierno, quienes son defendidos por abogados del Departamento de Justicia.

Ellos apelaron la suspensión del decreto después de que el mandatario calificara a Robart de pseudo juez y a su decisión de escandalosa.

El lunes, la corte de apelaciones de San Francisco fijó una audiencia por teleconferencia para este martes a las 23H00 GMT, en la que cada parte dispondrá de 30 minutos para presentar argumentos.

Argumentos jurídicos de las partes

Trump ampara su polémica decisión en los poderes que le confiere la Constitución de Estados Unidos. Según el artículo 2, el presidente tiene toda la autoridad para manejar la política exterior y la de inmigración.

El decreto se inscribe en el ejercicio legal de la autoridad presidencial, dijeron los abogados del gobierno en un documento presentado el lunes ante la corte de apelaciones de San Francisco.

Esa postura se basa en el artículo de una ley adoptada hace 65 años, que estipula que el presidente tiene la facultad de suspender el ingreso al país a una categoría de extranjeros cada vez que considere que su llegada sería nefasta para los intereses de Estados Unidos.

El gobierno también argumenta que la justicia está poco calificada para decidir en asuntos de seguridad nacional: Los tribunales no tienen acceso a información confidencial sobre la amenaza de las organizaciones terroristas, escribieron.

Los opositores al decreto también apelan a la Constitución, alegando que la decisión de Trump viola principios fundamentales como la libertad de desplazamiento, la igualdad de las personas y la prohibición a la discriminación religiosa, entre otros.

Asimismo consideran que la justicia es un contrapoder del Ejecutivo, que debe proteger a las minorías.

Los sectores que apoyan la suspensión del decreto también consideran que la medida tendrá consecuencias negativas en el sector laboral, la educación y los negocios.

La próxima etapa

La corte de apelaciones de San Francisco podría validar el decreto de Trump o confirmar su suspensión.

En el primer caso, las autoridades no han anticipado si habrá medidas para evitar detenciones y expulsiones en los aeropuertos, que causaron protestas en varias ciudades del país e indignaron a la comunidad internacional.

Pero si la decisión del juez Robart se mantiene en todo el país, los refugiados y los migrantes de los siete países implicados podrán seguir ingresando a Estados Unidos.

La parte en desacuerdo podrá acudir a la Corte Suprema, que de acceder a revisar el caso requerirá una mayoría de cinco sobre ocho de sus magistrados para revocar la decisión del tribunal de apelaciones en San Francisco.

La Corte Suprema está dividida ideológicamente entre cuatro jueces conservadores y cuatro progresistas. El noveno, designado por Trump la semana pasada, también es conservador, pero el Senado tardará varios meses en confirmar su nombramiento.

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