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El huracán Iota en Nicaragua “fue como una película de terror”, relatan ciudadanos

Para algunos de los habitantes de Bilwi, Nicaragua, la llegada del huracán Iota recreó una guerra por los sonidos del viento mezclados con lluvia.

Nicaragua Iota Huracán

Un hombre busca madera para arreglar su casa después del paso del huracán Iota en Bilwi, Nicaragua. (Foto Prensa Libre: AFP)

En Bilwi, en el caribe nicaragüense, sus habitantes caminan desolados entre los escombros dejados por la furia del huracán Iota que acabó por destruir lo que se pudo salvar hace dos semanas tras el embate de Eta, su antecesor.

Este miércoles 18 de noviembre cientos de vecinos salieron de sus improvisados refugios para recoger “lo que Iota no se llevó” con sus poderosos vientos y lluvias diluvianas que azotaron durante ocho horas a esa ciudad portuaria.

Parecía que estábamos en una guerra, el sonido trepidante del viento arrancando techos, árboles y postes”, contó a la AFP Edgard Ayesta, vecino del lugar. El viento arrancó el techo de su casa de concreto, ubicada a 200 metros del muelle, de Bilwi, capital de la Región Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua.

Las casas de madera y zinc en el barrio el Muelle, desaparecieron y en su lugar el mar dejó la resaca de suciedad, piedras, trozos de árboles y de lanchas.

No quedó nada, el huracán se llevó todas las casas que estaban en la costa“, comentó Esteban Moore, cuya vivienda fue arrasada por el ciclón y no sabe cómo hará para construir otra.

David Muller, vecino del barrio El Muelle, contó que Iota “fue como una película de terror, llovía intenso y el viento golpeaba fuerte hasta que levantó parte del techo, pero la casa de concreto resistió la embestida. Hubo mucho miedo”.

Nicaragua con la llegada del huracán Iota
El huracán Iota destrozó casas, arrancó árboles e inundó carreteras en su paso por Nicaragua. (Foto Prensa Libre: AFP)

“No quedó nada”

Tras el paso del ciclón quedó un cielo nublado y lluvias intermitentes e intensas. La ciudad permanecía este miércoles sin electricidad, agua e internet, y quedó aislada del resto del país por vía terrestre, aérea y acuática.

Las tiendas y otros comercios cerraron y productos de alimentación básica como frijoles y arroz eran escasos. Las calles del centro de Bilwi seguían llenas de basura y árboles que derribó Eta y luego Iota, lo que dificulta el tráfico.

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Los vientos huracanados y mareas que comenzaron en la tarde del lunes anunciaban la llegada de Iota con fuerza de huracán, la peor tormenta que ha tocado a Nicaragua, según registros de meteorología.

En medio del fuerte viento y lluvia torrencial que rápidamente inundó las zonas bajas de la ciudad, hubo evacuaciones de refugios que no brindaban seguridad a las personas, así como del hospital regional, cuyo techo cedió a la fuerza del viento.

El lugar a donde fue trasladado el hospital también sufrió daños y los pacientes y personal médico debieron ser trasladados al edificio del Consejo Regional.

Las personas caminan por el puerto destrozado “El Muelle”. (Foto Prensa Libre: AFP)

Muelle destruido

El muelle de madera de Bilwi había sido dañado por Eta y reparado rápidamente para que pudiera recibir el material para reconstruir las viviendas e infraestructura de la ciudad.

Pero tras el paso de Iota volvió a quedar inservible, luego de que un tercio de su longitud que se adentraba en el mar fue arrancado y lanzado varios metros sobre la costa.

Las oficinas portuarias y de la Fuerza Naval, que estaban al lado del muelle, fueron arrasadas por olas gigantescas que las destruyeron totalmente, algo que no ocurrió con Eta, según los vecinos.

Las torre de la empresa de telecomunicaciones quedó dañada y en toda la ciudad no había servicios de telefonía e internet.

Hasta este miércoles 18 de noviembre, tampoco se había habilitado los servicios de agua y energía, la que fue interrumpida horas antes del paso de Iota y no se pudo restablecer debido a que el huracán derribó el tendido eléctrico.

La posible formación de otro fenómeno ciclónico en el centro del mar caribe, llena de espanto a esta población que está pendiente de las noticias y redes sociales sobre su evolución.