Las redes sociales se lanzaron a comentar esa cita astral, en gran parte estropeada, y en ellas las fotos más o menos magistrales compartieron espacio con bromas de observadores decepcionados.
“Ok, se ha acabado. Afortunadamente, la próxima vez que haya un eclipse en Gran Bretaña estaremos todos muertos“, ironizaba un tuitero británico, Mark Wallace.
Así, a mucha gente residente en el Reino Unido, España o Francia se les ha chafado la fiesta, y solo algunos privilegiados han podido sortear las nubes y contemplar desde un avión el “sol negro.”
Previo pago de varios cientos de euros por cabeza, 50 daneses se montaron a bordo de un Boeing 737 fletado especialmente para la ocasión.
Aunque incluso allí se enfrentaron a algunos inconvenientes: “Desde el suelo, se puede oír a los pájaros comportarse de forma distinta y sentir cómo cae la temperatura“, explicaba a la AFP uno de los pasajeros, Valentin Mikkelsen, antes de subir al aparato.
“Y pude que no veamos todo, por lo pequeñas que son las ventanas“, señalaba este profesor de 63 años.
Por décima vez desde el inicio del siglo XXI, hubo eclipse solar total, aunque solo pudo verse el fenómeno íntegro desde territorios remotos del planeta.
Por su parte, las autoridades nacionales multiplicaban las advertencias, como es habitual, exhortando a llevar gafas de protección especial para evitar graves lesiones oculares.
Missed the #eclipse2015? Our cameras were able to capture the phenomenon through the clouds at @LancasterUni pic.twitter.com/15NOGi6mZW
— LA1:TV (@LA1TV) March 20, 2015
– Espectáculo en el Ártico –
Miles de cazadores de eclipses, llegados en ocasiones desde las antípodas, viajaron a las Islas Feroe, territorio autónomo danés situado al norte del Reino Unido, y a Svalbard (Noruega), a 1.300 kilómetros del polo Norte, en medio del Ártico, para presenciar el espectáculo.
En Svalbard, que acaba de salir de cuatro meses de noche polar, el ataque a un turista checo el jueves no disuadió a los curiosos. Locales y visitantes pudieron ver la noche en pleno día durante aproximadamente dos minutos y medio.
Un eclipse solar total es cuestión de distancia y alineación: es necesario que la luna se intercale con el sol en un eje perfecto y a una distancia lo suficientemente próxima de nuestro planea como para que el diámetro aparente del satélite sobrepase al del astro rey, tapándolo completamente.
Por casualidad, el eclipse coincide con el equinoccio de primavera, cuando el Sol pasa del hemisferio sur al hemisferio norte, así como con la “Superluna” (Luna llena en perigeo, el punto en que el satélite se halla más próximo a la Tierra).
La alineación entre la Tierra, la Luna y el Sol se verá seguida de grandes mareas este sábado en las costas del Atlántico, el canal de la Mancha y el mar del Norte.
Para el próximo eclipse solar total, Europa deberá esperar a el 2026.