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EE. UU. expulsa a exguardia nazi que trabajó en campo donde murieron 6 mil personas

Alemania aceptó recibir este martes a un ex guardia de las SS de 95 años, empleado en un campo de trabajo forzado nazi donde más de 6 mil personas fueron asesinadas, después de que Estados Unidos lo expulsara tras retirarle la ciudadanía.

Jakiw Palij, nacido en Polonia, es un ex guardia de las SS de 95 años que Estados Unidos expulsó a Alemania. (Foto Prensa Libre: AFP)

Jakiw Palij, nacido en Polonia, es un ex guardia de las SS de 95 años que Estados Unidos expulsó a Alemania. (Foto Prensa Libre: AFP)

Nacido en Polonia, Jakiw Palij, vivía desde 1949 en Nueva York, luego de haber trabajado como asistente de las SS en el campo de trabajo forzado de Trawniki en 1941.

Palij llegó el martes en la mañana al aeropuerto de Düsseldorf, y fue trasladado a un centro de cuidados geriátricos cerca de Münster (oeste), según la prensa alemana, que duda que el hombre pueda ser juzgado algún día.

“Con la admisión de Palij, el gobierno federal envía una señal clara de la responsabilidad moral de Alemania”, afirmó un portavoz del ministerio alemán de Relaciones Exteriores.

Mentira

“La obligación que deriva de nuestra historia implica la aceptación” del pasado “y un debate honesto sobre los crímenes del régimen de terror nazi (…) Nosotros asumimos la responsabilidad hacia las víctimas del nacionalsocialismo así como hacia nuestros socios internacionales”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores alemán Heiko Maas al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.

El lunes, durante un viaje a Polonia, el ministro calificó el antiguo campo de exterminio de Auschwitz como “el peor lugar del mundo”, y recordó la responsabilidad de los alemanes que lo crearon “no terminará nunca”.

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Palij inmigró en 1949 a Estados Unidos y obtuvo la nacionalidad estadounidense ocho años más tarde. Pero en 2003, un juez federal se la retiró porque mintió sobre su pasado en las SS.

El fiscal estimó que Palij, como guardia del campo de concentración evitó que los prisioneros se escaparan y “contribuyó directamente a su masacre”, algo que él niega.

Estados Unidos intentó varias veces sin éxito expulsarlo a Polonia, a Ucrania (donde se encuentra actualmente su ciudad de nacimiento que en aquella época era polaca) y a Alemania.

Durante largo tiempo Berlín se negó a recibirlo porque el hombre no tenía la nacionalidad alemana.

Un tribunal alemán abrió una investigación preliminar en 2015 por este caso y luego lo cerró por falta de pruebas suficientes.

El ex guardia de las SS fue blanco de varias manifestaciones en su contra en Estados Unidos y en los últimos años las protestas eran cada vez más frecuentes delante de su casa en Nueva York.

Justicia tardía

“Palij mintió sobre el hecho de ser nazi y se quedó en Estados Unidos durante décadas. Su expulsión envía un mensaje fuerte: Estados Unidos no tolera a aquellos que facilitaron los crímenes nazis y otras violaciones de derechos humanos y no encontrarán refugio en suelo americano”, dijo en un comunicado la Casa Blanca.

El campo especial de Trawniki, abierto en septiembre de 1941, cerró a finales de 1943 después que las unidades de las SS mataran a todos los prisioneros, unos 6.000 judíos.

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Alemania juzgó y condenó estos últimos años a varios ex integrantes de las SS por complicidad en asesinatos, entre ellos John Demjanjuk, Reinhold Hanning y Hubert Zafke, lo cual demostró la severidad de la justicia alemana pero también que se aplicaba de manera muy tardía.

Hasta ahora ninguno ha ido a la cárcel por razones de salud.

El último caso fue el de Oskar Gröning, conocido como el “contable de Auschwitz”, que murió en marzo a los 96 años de edad justo antes de ser encarcelado.

La justicia alemana es criticada por el trato que ha dado a los crímenes durante el nazismo, y se le acusa de haber condenado demasiado poco y demasiado tarde.

“Es demasiado tarde para los que toman las decisiones, por eso ampliamos la noción de culpabilidad a un punto irrisorio para perseguir a los cómplices”, lamentó antes del juicio de Gröning, el abogado francés Serge Klarsfeld, que dedicó su vida a dar con los nazis que se escondieron, pero dijo que le avergonzaba lo tarde que llegaba la justicia.

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