A la ceremonia, en la que se participaba solamente por invitación en la iglesia episcopal de St Martin en Houston, acudieron cuatro exmandatarios: George H.W. Bush –esposo de Barbara de 73 años–, el hijo de ambos George W. Bush, Bill Clinton y Barack Obama, así como otros altos funcionarios.
La primera dama Melania Trump estuvo presente, pero no su esposo el presidente Donald Trump, quien permaneció en Washington “para evitar interrupciones debido a un incremento de la seguridad”, según la Casa Blanca.
“Mis pensamientos y plegarias van hacia toda la familia Bush”, escribió en Twitter, señalando que seguiría la ceremonia fúnebre por televisión.
“Fue un honor viajar a Houston para presentar mis condolencias por Barbara Bush” concordó la primera dama en su declaración.
“Barbara Bush colmó nuestras vidas con risas y alegría”, recordó su hijo Jeb, exgobernador de Florida y excandidato presidencial.
Conocida por su característico collar de perlas falsas -que Jeb mencionó en su intervención- y sus filosos comentarios sobre la vida en Washington, Barbara fue en muchos sentidos más popular que su famoso marido e hijos.
“Era inteligente, fuerte, divertida y luchadora”, dijo Susan Baker, esposa del secretario de Estado y jefe de staff de George H. W. Bush, James Baker.
Barbara Pierce nació en 1925 en el estado de Nueva York y a los 16 años conoció a George H. W. Bush, con quien se casó tres años más tarde y de quien decía que había sido el primer hombre que le besó.
Inscrita en el imaginario colectivo estadounidense gracias a sus ademanes dulces, sus cabellos blancos, su collar de perlas y un estilo formal, era apreciada en todos los ámbitos políticos.
Le sobreviven su marido, cinco hijos, 17 nietos y siete bisnietos.
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