Internacional

En Japón los robots ayudarán a una población que envejece y declina

En momentos en que el mundo se prepara para vivir con siete mil millones de seres humanos sobre la Tierra, Japón está enfrentando la disminución y el envejecimiento de su población, la que deberá contar cada vez más con la ayuda de los robots.

Un amplio abanico de empresas, desde las que ofrecen cuidados médicos a las que fabrican automóviles, están desarrollando robots capaces de ayudar a las personas mayores o a las personas que las cuidan.

Entre los últimos inventos está una cama, diseñada por Panasonic, que se transforma en silla de ruedas eléctrica, y un robot programado para lavar el pelo de personas que tienen dificultad para levantar los brazos.

Nuestra idea es ofrecer una solución completa a la sociedad que envejece, no sólo en Japón sino también en el mundo, dijo Yukio Honda, director del centro de desarrollo de robots de Panasonic.

Los japoneses tienen una de las más altas tasas de longevidad en el mundo, con una vida útil promedio de 80 años para los hombres, y de 86 para las mujeres, y cuentan con gran número de personas centenarias.

Sin embargo, la tasa de natalidad nipona, crónicamente baja, está borrando el baby boom de la post guerra.

Actualmente el archipiélago cuenta con 127.7 millones de habitantes, de los cuales un 23.2 por ciento  son mayores de 65 años.

La población debe bajar a 89 millones en el año 2055, con una proporción de cuatro japoneses mayores de cada diez, según el Instituto Nacional de Investigación sobre la Población y la Seguridad Social.

Algunos analistas piensan que una población menor no es un problema en sí, como lo demuestran los éxitos económicos y diplomáticos logrados por muchos países europeos menos poblada que Japón.

Sin embargo, un envejecimiento de la población conduce a toda clase de dificultades, en particular para las finanzas del país, ya agotadas por dos décadas de estancamiento económico.

Un mayor número de jubilados significa, inevitablemente, un aumento en el gasto en protección social, cuando la deuda pública de Japón, que equivale a dos veces el PIB, es ya una de las más altas del mundo industrializado.

Por otro lado, la sociedad japonesa no alienta a las mujeres a tener más hijos: las ayudas familiares han sido reducidas, los gastos escolares elevados y las licencias por maternidad son mal vistos por los empleadores.

El resultado es que las japonesas tienen una tasa media de fecundidad de 1.39 hijos, lejos del 2.07 necesario para mantener la población en su nivel actual y del 3.65 por mujer en edad fértil en 1950.

Muchos países enfrentan problemas similares, pero Japón está a la vanguardia de esta tendencia, señaló Hitoshi Suzuki, investigador del Instituto Daiwa. Si logra resolver esta crisis, podría ser un modelo que puede inspirar a otras naciones, indicó.

Cyberdyne, que forma parte de las empresas tecnológicas niponas que intentan sacar provecho del yen canoso, ha desarrollado en particular las piernas robóticas, impulsadas por señales cerebrales, que ayudan a ancianos y heridos a recuperar la masa muscular y a volver a caminar.

A su vez, el fabricante de automóviles Toyota estudia robots compañeros, capaces de realizar tareas del hogar y de ayudar a médicos o enfermeras.

En este campo, el confort moral de las personas solas no es olvidado.

La empresa de servicios de salud Pip está a punto de lanzar Unazuki Kabochan, una muñeca que habla y que es capaz de moverse en forma interactiva con el propietario para hacerle compañía.

Asimismo, la firma Vstone ha diseñado un panda rojo, Torero, que dirige  con gestos y con la voz el entrenamiento físico de las personas mayores.

Los robots no van a resolver necesariamente la crisis demográfica en Japón, pero los avances tecnológicos que están engendrando pueden ayudar a las personas mayores a trabajar más tiempo, indican los expertos.