“Hay personas de Anapra que tienen familia en Sunland Park y en las tardes o fines de semana se reunían a compartir alimentos, y hasta carreras de caballos hacían”, dijo uno de los vecinos de la zona, Rubén Maldonado.
Sin embargo, eso está cambiando con el refuerzo de la línea fronteriza, que antes era como un “parque”, relató con nostalgia.
“Ahora, con esas columnas de hierro, ni las caras nos podemos ver, se siente uno humillado y cada vez más apartado, como delincuente”, lamentó.
El reemplazo de la malla por el muro de acero tiene como propósito impedir el ingreso de indocumentados al país, aunque sin éxito, en opinión de algunos residentes.
Maldonado, quien vive desde hace siete años en Anapra, recorre cada tarde con su hija, de 8 años, los alrededores de la malla con la curiosidad de conocer el avance de una obra que, según él, no ha hecho ni hará ninguna diferencia a las personas que intentan cada día pasar como indocumentados.
“Hace muchos años estaba bien suave pasar. Yo iba a trabajar (a EE. UU.) y regresaba contento con mi dinero, pero lo dejé de hacer desde que pusieron la primera malla. Ahora mucha gente viene de otros lados a pasar con la idea de tener una vida mejor”, dijo.
A pesar de la escasa efectividad de la nueva infraestructura, en su opinión, este vecino reconoció que las autoridades estadounidenses buscan “más seguridad” para hacer frente a aquellos que buscan cruzar la frontera para “robar y cometer fechorías”.
Coincidió con él Marina Chávez, residente en Sunland Park, quien dijo que el muro es una “pérdida de dinero” porque la gente “sigue pasando”.
“Por uno la llevamos todos, porque hace años, cuando era solo malla, la gente de allá pasaba y trabajaba en las yardas, en construcción, y hasta vendían limones y aguacates, pero últimamente, cuando dicen que hay más leyes, muchos de los que pasan el muro solo vienen a robar y a hacer el mal”, protestó.
El jefe de la Policía de Sunland Park, Jaime Reyes, coincidió en que no se ha registrado “ningún cambio con el reemplazo de la malla”, que no les está “ayudando con nada”.
“Sunland Park es un área de mucho tráfico y por su ubicación en todo momento los indocumentados van de aquí para allá. A veces veo a la gente pasándose sobre la malla y, mientras ayudo a la Policía del borde (Patrulla Fronteriza), ya vienen otros tres por otro lado”, explicó.
Según el jefe de la Policía local, hay todavía un espacio sin malla, de entre uno y dos kilómetros, sobre las montañas que dividen Anapra y Sunland Park por donde los inmigrantes cruzan sin problemas.
Y mientras el Gobierno federal levanta este muro, Sunland Park quiere relanzar un proyecto para construir un puente internacional que la conecte con las vecinas ciudades mexicanas de Anapra y Ciudad Juárez.
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El alcalde de Sunland Park, Javier Perea, explicó que, con esta iniciativa, que carece todavía de un plan concreto, buscan mejorar el “tráfico no comercial” en los cruces fronterizos, lo cual podría suponer beneficios económicos para la zona.
“El muro es un proyecto federal y el puente es un proyecto de la ciudad. Sin embargo, si la propuesta es aprobada por el Gobierno el puente cruzaría por arriba del muro”, dijo.
Chávez cree que esta propuesta es “fantástica” porque representaría la creación de nuevos puestos de trabajo en la región.
“En la ciudad no hay mucha fuente de empleo, solo las tiendas comerciales, y con un puente internacional la gente podría venir más a la ciudad, invertir y otras personas podrían tener fuente de trabajo”, opinó.