El sujeto, identificado como Narciso Reyes Jiménez, alias el Chicho, ultimó a cuatro de sus parientes y secuestró a siete niños, entre ellos sus propios hijos y sobrinos. Había salido de prisión hace tres meses, donde cumplía condena por un ataque previo contra su suegro.
El violento hecho ocurrió el pasado fin de semana, cuando el agresor ingresó a la vivienda de sus familiares y, según reportes oficiales, utilizó una escopeta para asesinar a Jesús Ramírez Vasconcelos, de 49 años, y a José Fernández, 46, sus suegros. También atacó a otros dos hombres, José del Carmen López y Jesús García Vasconcelos, aparentemente con un machete.
Tras cometer los homicidios huyó con siete menores: cuatro de sus hijos y tres sobrinos. Las autoridades activaron un operativo que culminó este lunes 10 de septiembre con su captura y el rescate de los niños, uno de los cuales presentaba signos de deshidratación. Todos quedaron bajo resguardo de instituciones de protección infantil.
De acuerdo con vecinos, la masacre habría sido motivada por un conflicto personal. Años atrás, el agresor había disparado contra su suegro, lo que derivó en su encarcelamiento; sin embargo, al recuperar la libertad habría planificado el ataque contra la familia.
El caso ha generado indignación y críticas al sistema penitenciario y de justicia por liberar a una persona con antecedentes de violencia grave sin una evaluación psicológica adecuada.
Especialistas en salud mental apuntan a la posibilidad de un trastorno psicológico detrás del crimen. La psicóloga Claudia Rosales explicó que actos de esta magnitud podrían estar vinculados con esquizofrenia, trastorno bipolar o consumo de sustancias, además de un patrón emocional progresivo que va desde el rencor hasta la venganza.
Hoy, mientras Reyes Jiménez enfrenta un nuevo proceso judicial, siete menores lidian con el trauma de haber sido testigos y víctimas indirectas de uno de los crímenes familiares más impactantes del año en México.