La publicación afirmó que, según expertos, funcionarios locales y grupos que abogan por los migrantes, las políticas en la frontera han forzado a estos migrantes a buscar sitios de ingreso al país por rutas remotas y peligrosas.
Durante el verano pasado, hubo en el norte de Texas 36 días consecutivos con temperaturas por encima de los 38 grados Celsius, y la región de Big Bend, en el suroeste del estado, a lo largo de la frontera con México, experimentó 78 días con temperaturas por encima de esa marca.
Según el Texas Tribune, al menos 214 personas murieron en Texas por el calor durante los primeros nueve meses del año pasado, y el 56,5 % de ellas eran residentes de otro estado u otro país.
“Esta cifra incluye las muertes de 93 residentes, muchos de los cuales eran tejanos sin hogar o personas que vivían sin aire acondicionado”, señaló el periódico, basado en cifras del Departamento de Servicios de Salud del estado (DSHS, en inglés).
“Pero más de la mitad de las muertes en Texas relacionadas con el calor fueron de ‘no residentes’. El año pasado fue el tercero consecutivo en el que las muertes por calor, de no residentes, superaron a las muertes por calor de residentes de Texas”, agregó.
De acuerdo con el Departamento de Servicios de Salud del estado (DSHS) “no residentes” puede significar personas que son de otro estado u otro país, explicó la publicación.
“Pero el hecho de que los condados en la frontera o cerca de ella, han encabezado el estado por el número de muertes relacionadas con el calor desde 1999 sugiere que son en su mayoría migrantes que perecieron al cruzar la frontera”, precisó el Texas Tribune.
“Somos testigos de una crisis de los derechos humanos a lo largo de la frontera”, dijo Fernando García, director ejecutivo en El Paso de Border Network for Human Rights. “Estas muertes son resultado de las políticas en la frontera”, finalizó.