Los decretos significan que ambos podrán ser beatificados una vez que El Vaticano certifique que haya ocurrido, por lo menos, un milagro atribuido a su intercesión. La beatificación es el primer paso importante antes de declarar santo a un hombre.
Benedicto XVI puso a Juan Pablo II en un proceso acelerado hacia la santificación semanas después de su muerte, el 2 de abril del 2005, dispensando con el acostumbrado período de cinco años y permitiendo que comenzara de inmediato la investigación de las virtudes del pontífice polaco.
Además, Benedicto XVI aprobó igualmente un decreto sobre las virtudes heroicas del papa Pío XII, pese a la oposición de grupos de la fe judía, para quienes no hizo lo suficiente a fin de detener las muertes de seis millones de judíos por parte de los nazis y sus colaboradores.
El Vaticano insiste, sin embargo, en que Pío XII utilizó una diplomacia discreta para tratar de salvar a los judíos. La aprobación de Benedicto XVI de las “virtudes heroicas” de Pío XII seguramente suscitará nuevas críticas de organizaciones judías.
Por el contrario, Juan Pablo es admirado por los judíos.
AP