Internacional

Religiones crecen en la Cuba Comunista

Cuando el líder Fidel Castro y sus barbudos revolucionarios derrocaron a Fulgencio Batista, en diciembre de 1959, se instalaron en el poder y el régimen se convirtió en un gobierno ateo, influenciado por el comunismo soviético.

Sin embargo, Cuba experimenta un auge de religiosidad, tanto por el crecimiento y la variedad de los credos que se practican como por la naturalidad con que la población asume el acercamiento a dos o más expresiones a la vez.

Según Ana Celia Perera, investigadora del gubernamental Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas, se percibe un reavivamiento de las prácticas religiosas en Cuba, por el incremento de grupos y actores emergentes y una mayor proyección social de la fe devota.

Sobre el papel, en los primeros años del régimen comunista, el Gobierno reconoce el derecho de los ciudadanos a profesar y practicar cualquier creencia religiosa dentro del marco del respeto a la ley; no obstante, en la ley y en la práctica, el Gobierno impuso restricciones a la libertad religiosa.

En los años siguientes y tras el colapso de la Unión Soviética, el Estado adoptó una posición más conciliadora hacia la religión y disminuyó su promoción del ateísmo.

En noviembre de 1991, el Partido Comunista Cubano permitió el ingreso de creyentes en sus filas. En julio de 1992, la Constitución fue enmendada para quitar la definición de Cuba como un Estado basado en el marxismo-leninismo, y se añadió el artículo 42, que prohíbe la discriminación sobre la base de las creencias religiosas.

En la historia reciente de Cuba resaltan dos denominaciones cristianas: católicos y evangélicos. La Iglesia Católica llegó a esa isla con los conquistadores hace más de 500 años, pero se vio restringida en 1960, cuando el poder fue tomado por Fidel Castro e instauró el comunismo.

Desde 1992, las restricciones han sido aliviadas y los desafíos por las instituciones del Estado al derecho a la creencia también se aliviaron, aunque la Iglesia Católica todavía enfrenta restricciones de comunicación escrita y electrónica, porque solo puede aceptar donaciones de fuentes de financiación aprobadas por el Estado.

Más misas

Un ejemplo claro de los cambios en Cuba es el espacio que comienzan a ocupar las misas después de medio siglo. Como pocas veces se había visto, el 4 de marzo último se celebró una eucaristía en la Catedral de La Habana para orar por la salud del presidente venezolano Hugo Chávez.

A esa misa, oficiada por el nuncio apostólico Bruno Musaró, acudieron el cardenal Jaime Ortega, el canciller Bruno Rodríguez, y numerosos funcionarios cubanos.

El nuncio y el cardenal participarán del 26 al 28 de marzo en las misas campales que oficiará el papa Benedicto XVI durante su visita a Cuba, en una gira que procura la “reconciliación” entre los cubanos, según los obispos.

Aunque nunca dejaron de celebrarse misas en Cuba, luego de que Fidel Castro alcanzara el poder en 1959, estas se celebraban de manera más bien privada y sin difusión en los medios de la isla, todos bajo control del Estado. Por décadas era impensable que dirigentes del gobierno o del Partido Comunista Cubano (único) acudieran a un templo católico.

Pero la Iglesia Católica, que en la década de 1960 tuvo fuertes roces con el gobierno, ha ganado mayor espacio en la sociedad como fruto del diálogo efectuado en mayo del 2010 por el cardenal Ortega y el presidente Raúl Castro, quien sucedió en el mando a su hermano enfermo, Fidel, en julio del 2006.

Este diálogo en el 2011, que convirtió a la Iglesia en el único interlocutor del gobierno, permitió la excarcelación de 130 presos políticos y condujo además a la primera peregrinación nacional en más de medio siglo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.

También allanó la ruta para la visita de Benedicto XVI, a finales de marzo, la segunda gira papal a esa isla luego de la que cumpliera Juan Pablo II en 1998, durante el cual fueron celebradas las primeras misas campales desde 1959.

El histórico viaje de Juan Pablo II marcó el fin de la era del hielo entre la Iglesia y el gobierno, siete años después de que el Partido Comunista renunciara al ateísmo y pasara a ser laico, lo que abrió el ingreso de creyentes a sus filas.

Pero la regularidad y publicidad de las misas llegó solo recientemente, también como fruto del diálogo entre la Iglesia y Raúl Castro, quien ha impulsado reformas que han ampliado el espacio a la iniciativa privada en la economía y acabado con prohibiciones “excesivas” que pesaban sobre los cubanos.

La Iglesia ha dicho que este mayor espacio en la sociedad lo destina exclusivamente a su labor pastoral, pero hace poco el portavoz del cardenal Ortega, Orlando Márquez, admitió que existe el “riesgo” de que enfrente presiones políticas ante la visita del Papa.

Iglesias evangélicas

Según el sitio web EcuRed, en Cuba están inscritas en el Registro Nacional de Asociaciones 52 denominaciones evangélicas. En la ciudad de La Habana se concentra el 57.4 por ciento de las mismas.

Actualmente se congregan en más de 900 templos y en mil 640 casas culto legalmente autorizadas, donde se ofrecen servicios religiosos. Varias publicaciones, que son órganos de iglesias y de organizaciones ecuménicas, dan cuenta de una vida religiosa activa en Cuba.

Los primeros registros ubican la instalación en Cuba de las primeras iglesias evangélicas en la última década del siglo XIX.

Malestar

La próxima visita del Papa emociona a los fieles de la isla y lava de alguna manera los pecados del gobierno comunista; sin embargo, tanto el Estado cubano como la Iglesia Católica se han olvidado de los santeros, grupo que está dolido y poco entusiasmado porque fue ignorado por Benedicto XVI.

Suelen echar los caracoles para leer el futuro, usan collares de colores, se visten de blanco y saludan a sus dioses con tambores y bailes. En realidad constituyen la abrumadora mayoría religiosa en esta nación caribeña, pues superan ocho a uno a los católicos, según datos de sus líderes.

Hasta ahora la agenda del pontífice Benedicto XVI, de 84 años, no incluye citas con santeros o líderes de otras religiones.

Según citó en su momento el periodista Christopher Hitchens, del The New York Times, una de las formas en que Fidel Castro pasa el tiempo es en la auto indulgencia religiosa, y especialmente en la improbable religión de la ortodoxia rusa.

En su lecho de muerte hay una aparente conversión de Fidel Castro a una religión sin adherentes cubanos, la Iglesia ortodoxa.

La profesora de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, Vivian Sabater, instó el año pasado a alejar todo prejuicio al hablar de construcción del socialismo en Cuba desde el marxismo y la religión.

Para la docente, no hay razón para el divorcio entre una sociedad que promueve un orden distinto del capitalismo y la diversidad de espiritualidades.

La reverenda Raquel Suárez, pastora de la Iglesia Bautista Ebenezer en La Habana, apostó por una nueva iglesia, en la que se incluya desde lo pastoral una visión emancipada de la mujer y la aceptación de la diversidad sexual.

Respecto de la libertad religiosa en la isla, el embajador de Cuba en México, Manuel Aguilera de la Paz, comentó que ahora se vive una etapa de coexistencia y de respeto mutuo entre el Partido Comunista y las iglesias.

“Está establecido y garantizado en la Constitución de nuestra República el más estricto respeto a las creencias religiosas de los ciudadanos”, agrega.