“Cuando los chismes crecen y crecen, y afectan la reputación de una persona, esa persona no puede seguir gobernando (…) Y eso es una injusticia. Por eso acepté la dimisión del obispo Aupetit, no sobre el altar de la verdad sino sobre el de la hipocresía”, afirmó el papa ante el grupo de periodistas que lo acompañaron en su viaje de cinco días a Chipre y Grecia.
El papa aceptó la renuncia del prelado, después de que fuera acusado de mantener una conducta “ambigua” con una mujer en 2012 con la que le atribuyeron una relación.
Según el semanario francés Le Point, el arzobispo tuvo ese año una relación íntima y consentida con una mujer, basado en un correo electrónico que habría enviado por error y que no dejaba lugar a dudas.
“Reconozco que mi comportamiento con ella pudo ser ambiguo, dando a entender así la existencia de una relación íntima entre nosotros, lo que niego rotundamente”, declaró Aupetit a Le Point.
La dimisión “no es una confesión de culpabilidad, sino un gesto de humildad”, explicó la diócesis de París.
La renuncia llegó en medio del escándalo en Francia en la iglesia católica después de que una comisión independiente estimara en octubre que sacerdotes y religiosos abusaron de unos 216 mil menores en ese país entre 1950 y 2020.
Cautela ante el informe
El papa pidió cautela para “interpretar” el informe francés, coordinado por Jean Marc Sauvé y fruto de dos años y medio de trabajo, en el que se estudia la pederastia en la iglesia francesa en los últimos 70 años.
“Cuando se hacen este tipo de estudios, hay que estar atentos a la interpretación que hacemos”, dijo el papa a los periodistas al referirse al contexto en que esos hechos fueron cometidos.
“El abuso de hace 100 años, de hace 70 años, era una brutalidad. Pero la forma en que se vivió no es la misma de hoy en día”, prosiguió.
“Por ejemplo, en los casos de abuso en la iglesia, la actitud fue la de silenciar el caso. Una actitud que lamentablemente aún existe en un gran número de familias”, explicó.
Se trata de una “situación histórica que debe ser interpretada con la hermenéutica de la época, no con la nuestra”, añadió.
El pontífice reconoció que aún “no ha leído el informe y tampoco he escuchado los comentarios de los obispos franceses”.
Este mes “van a venir al Vaticano y les pediré que me expliquen qué hay de nuevo”, agregó.
Algunos de los 22 miembros de la comisión iban a ser recibidos el 9 de diciembre en el Vaticano, pero la reunión con el papa tuvo que ser pospuesta por motivos de agenda.
A principios de octubre, el papa expresó su “vergüenza” tras las impactantes revelaciones.