Un estudio del Gobierno federal señaló en mayo último a Miami como una de las ciudades más vulnerables al cambio climático.
“Las proyecciones dicen que el agua en torno a Miami podría aumentar hasta 60 centímetros para el 2060. Estas proyecciones son alarmantes, especialmente para Miami Beach, que tiene una elevación media de 1.30 metros sobre el nivel del mar“, afirmó el alcalde de Miami Beach, Philip Levine, en una sesión especial del comité del Senado para Comercio, Ciencia y Transporte celebrada en abril en esa ciudad.
Levine y muchos de los dirigentes de Florida están más convencidos que otros políticos de Estados Unidos sobre la realidad del cambio climático. No hay tiempo de escepticismo. Están con el agua al cuello y la supervivencia está en juego.
Miami Beach, gran meca del turismo de sol y playa, se ha convencido por el aumento de las inundaciones por las mareas y por la elevación de las aguas subterráneas. Las previsiones científicas apuntan a que fenómenos extremos como tormentas, huracanes e inundaciones aumentarán en frecuencia e intensidad.
Las obras en Alton Road son solo uno de los muchos pasos previstos. Ése y otros proyectos de drenaje exigirán en los próximos cinco años una inversión de US$300 millones.
Con ayuda de Holanda, experta en contención de aguas, Miami Beach está actualizando también su red de diques. Y no sólo es una cuestión de inundaciones. Los más de 40 kilómetros de playas situadas en torno al Gran Miami también se ven amenazadas, erosionadas poco a poco, en peligro por ser zona de paso de huracanes y con cada vez menos bancos de arena a los que acudir para rellenar los vacíos.
“Su compromiso para preservar este elemento crítico es imperativo para proteger el futuro de nuestra economía, de nuestras infraestructuras y de nuestros residentes”, pidió Levine a los senadores.
El turismo, el gran as económico de la región, se puede ver amenazado. En el 2013, Miami Beach tuvo 14.2 millones de visitantes que pasaron al menos una noche y que gastaron US$22 mil 800 millones, según datos de la ciudad. “El futuro de Miami Beach y de otras comunidades costeras es incierto”, alertó el alcalde. El 45% de los turistas que llegaron al Gran Miami en el 2013 eligieron las playas, la oferta gastronómica y de ocio nocturno de Miami Beach.
SISTEMAS DE BOMBEO
“Está claro que el porcentaje de terreno que sufrirá el impacto diario aumentará con el tiempo conforme se eleve el nivel del mar”, avisó Fred Bloetscher, profesor de la Universidad Atlántica de Florida, que forma parte del Instituto del Clima de Florida.
Bloetscher considera necesario evitar en el futuro el desarrollo en las zonas más bajas —no siempre están necesariamente junto a la costa—, rediseñar los sistemas de bombeo y de carreteras e infraestructuras y crear un mapa de zonas vulnerables.
“El nivel del mar aumenta y lo seguirá haciendo, y las aguas subterráneas también se elevan por ello. Si a eso añadimos el impacto de las lluvias de verano, la gestión del agua se convierte en una prioridad”, subrayó el profesor, que cifra el riesgo: seis millones de personas, US$3.7 billones en propiedades solo en el sureste de Florida y US$260 mil millones de impacto económico.
Como todo está interrelacionado, el círculo vicioso se retroalimenta. De agua en este caso. “El aumento del nivel del mar incrementará el impacto de los huracanes”, afirma Piers Sellers, subdirector del Directorio de Ciencias y Exploración de la Nasa.
El cambio climático parece más evidente en Florida y el 71% de los votantes está preocupado por ello, según una encuesta efectuada recientemente por un grupo ambientalista en el marco de la carrera electoral por el puesto de gobernador de ese estado.
El demócrata Charlie Christ, quien será el gran rival del republicano Rick Scott, actual gobernador, ha hecho del medioambiente un argumento electoral en línea con la administración de Barack Obama en Washington DC, cuyo plan de acción climático contempla que los estados reduzcan las emisiones de efecto invernadero para el 2030.
“No soy científico”, dice Scott, que como la gran mayoría de los republicanos no parece tan convencido como su rival de que el cambio climático sea culpa de la actividad humana.
La mano del hombre sí está haciendo que residentes, comerciantes y visitantes de Alton Road ya tengan el agua a la altura de los tobillos, amenaza cada vez más latente en otras zonas y que va a obligar a gran parte de Florida a hacer inversiones millonarias.