Internacional

Terroristas vuelven a destruir joyas arqueológicas de Palmira

El grupo yihadista Estado islámico (EI) hizo saltar por los aires tres de las célebres torres funerarias de Palmira en Siria, mostrando una vez más su voluntad de destruir todos los vestigios de esa ciudad antigua.  

En las dos últimas semanas, el EI ya había reducido a escombros los dos templos más hermosos de la localidad inscrita en el patrimonio mundial de la humanidad, los de Bel y Baal Shamin. 

La guerra siria, que causó 240 mil muertos y cuatro millones de desplazados desde su inicio en el 2011, también tiene consecuencias devastadoras para un patrimonio de valor inestimable.

“Hicieron estallar tres de las torres funerarias, las que estaban mejor conservadas, las más bellas”, indicó el jefe de las Antigüedades sirias, Mamun Abdelkarim.

“Habíamos recibido informes hace 10 días, pero acabamos de confirmar la información”, dijo.

La página web Syrian Heritage Initiative, un instituto basado en Estados Unidos, difundió una imagen por satélite tomada el 2 de septiembre, que muestra la destrucción de “al menos siete tumbas”, explicó.

Las célebres tumbas de
Elahbel
Jamblique
Khitot


Se trata de las célebres tumbas de Elahbel, de Jamblique y de Khitot, “construidas por ricas familias de la antigua Palmira y que simbolizaban el desarrollo económico de la ciudad en los primeros siglos de nuestra era”, añadió.

“Palmira es conocida por sus torres funerarias que son características de la arquitectura de la ciudad”, recordó.

Según él, cada torre, de una superficie de 40 metros cuadrados, tenía su especificidad.


“Jamblique (83 d.C.) está ricamente decorada con frescos, la de Elahbel (103 d.C.) es la más célebre y la mejor conservada, y la de Khitot es la más antigua (44 d.C.) y contenía una escultura de un hombre con su familia”, precisa Abdelkarim.

Los monumentos funerarios están situados en el Valle de las Tumbas y son un testimonio de “los extraordinarios métodos de decoración y construcción”  de aquella civilización, según la web de la Unesco.

El EI, que aprovechó la guerra civil para implantarse en Siria, se había apoderado el 21 de mayo de Palmira, a 205 kilómetros al este de Damasco, tras haber expulsado a las fuerzas gubernamentales, suscitando de inmediato los peores temores sobre el futuro del patrimonio sirio.

Los yihadistas consideran objetos de idolatría las obras religiosas preislámicas, principalmente las estatuas, y por ello han destruido varias joyas arqueológicas en Irak y Siria.

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